Capítulo 22

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Era un domingo perfecto.

El sol brillaba, el cielo estaba diáfano, la brisa fresca chocaba contra sus rostros y los pájaros cantaban.

En realidad, si, el clima era idóneo, pero Jihyo estaba desmoronandose.

El día anterior lo había utilizado para, además de dormir y hablar una gran parte del tiempo con la chica que capturaba su atencion, analizar su siguiente movimiento con Sana. Sabía que para compensar su error debía comenzar diciendo la verdad.

Entonces, allí estaban Jihyo y Sana . Ambas tomando de la mano a la hermanita pequeña de la Coreana mientras caminaban hacia el parque.
El destino había sido idea de Jihyo ya que generalmente salía a pasear con su hermana.

Como si fuera un perro.

Bueno no, no como un perro porque no llevaba las bolsas para recoger sus necesidades.
Solía hacerlo para que la niña estuviera en contacto con la naturaleza, o con lo que sea que evitará que fuera absorbida por completo por la tecnología. Es decir, ¿Cómo es posible que un niño de tres años maneje mejor un celular que ella misma? No lo sabía, pero si sabía que estaba pareciendose a sus padres.

La señora de 40 años en un cuerpo de 17.

En fin, que no había planeado nada. No sabía que decir, que hacer o siquiera como comenzar su confesión. Hasta el momento solo habían hablado de cosas triviales exceptuando el tema que estaban tratando en ese preciso instante, y cada vez que Jihyo volteaba a mirar a la contraria, terminaba perdiéndose en sus facciones. Su mente terminaba en otro mundo donde no era consciente de todos los nervios que la estaban matando en ese momento.

-¿La señorita Min lo sabe? -preguntó la alta a su hermanita con preocupación.

-Si lo sabe, pero cada vez que Yeji me molesta ella solo le dice que se disculpe conmigo. -decía manteniéndose cabizbaja.

-¿Y lo hace? -pregunto Sana incentivando a la niña a continuar hablando.

-Si, pero siempre vuelve a molestarme, ¿Por qué es mala conmigo si nunca le hice nada?

Como reflejo, ambas mayores detuvieron su paso y bajaron hasta la altura de la niña con una sincronización perfecta.

-Lía, eres una pequeña adorable y de gran corazón, tu no has hecho nada malo. -Jihyo sonrió buscando hacer sonreír a su hermanita pero esta no parecía muy alegre en ese momento.- A veces, los niños, tienen problemas en sus familias y no se sienten bien, pero como no saben como hablarlo o solucionarlo, exteriorizan lo que sienten tratando mal a personas que no se lo merecen. ¿Sabes si tiene algún problema?

-No lo sé. -negó con su cabeza.

-¿Qué es lo que ella te dice? -volvió a indagar Sana en el tema.

-Que soy tonta y por eso nunca voy a gustarle a Soobin. -acompañó su declaración con un puchero.

-¿El chico nuevo? -Park recibió un asentimiento de su hermana. -¿Por qué te lo dice? ¿A ti te gusta?

-No. -la menor negó frenéticamente con su cabeza. -El es mi amigo, siempre está conmigo y me defiende de Yeji. Ella se enoja aún más y a veces me empuja.

Las dos mayores se miraron entre si creyendo comprender la situación y el problema de esta misma.

-Creo que a yeji le gusta Soobin y por eso está molesta contigo. -Explicó Sana a la niña.- Y creo que a Soobin le gustas tu.

-Pero el es mi amigo.

-Escucha, hablaré con mamá para que hable con tu maestra y si no puede ir, iré yo, pero esa niña no volverá a molestarte. -aseguró la alta dejando una caricia en el rostro de su hermana logrando obtener un sonrisa.- Y luego también tendré unas palabras con ese tal Soobin.

Sana volteó hacia ella mirándola con gracia y una sonrisa en sus labios.

-¿Qué? Necesito saber que intenciones tiene con mi hermana. -continuó Jihyo.

Minatozaki no logró disimular lo mucho que le gustaba Jihyo, y como la imagen tan protectora con su pequeña hermana la hacía derretirse. La sonrisa que tenía le hacía doler sus mejillas pero era debido a la razón más tierna que había presenciado.

-Hyo, ¿Puedo darle un pequeño consejo a tu hermana? -La menor asintió extrañada a la petición.- Lía, los problemas siempre deben solucionarse hablando, pero, en el llegado caso que las cosas no mejoren y esta niña vuelva a tocarte o intentar hacerte daño, quiero enseñarte algo. -la pequeña asintió curiosa y comenzó a copiar las indicaciones de la amiga de su hermana.- Haces un puño con tu mano y golpeas la nariz en la base, es decir, donde se encuentran los orificios; de abajo hacia arriba con el final de la muñeca y el inicio de la Palma que puede verse porque están los huesos de tu muñeca. Así protegerás tus dedos también.

-¿Asi? -preguntó una vez logró imitar la figura completa y el movimiento con suavidad.

-Muy bien, ahora sabes como romper una nariz o hacer que alguien pierda el conocimiento. -finalizó con una sonrisa adorable.

-Gracias Unnie.

La menor de las tres sonrió con amplitud con una alegría despampanante. Hasta parecía ansiosa de utilizar su nuevo conocimiento y con saltitos se adelantó a las otras dos.

-¿Acabas de enseñarle como romper una nariz? -preguntó la alta sin procesar por completo lo que había sucedido.

Además de su asaz sorpresa, también algo de aquella situacion la había hecho sentir diferente, lo cual, le había gustado.

-Exactamente. -la tranquilidad y dulzura respecto al tema habían dejado boquiabierta a la menor.

-¿Té das cuenta que tu cara no condice con lo que acabas de decir? -continuaba atónita.

Sana, bajo la fachada de ovejita, parecia ser toda una loba.

-¿Por qué te sorprende tanto? -sostuvieron sus miradas. Aquello dejaba a Jihyo perpleja ya que, aunque la mayor estuviera observandola con las facciones relajadas y la expresión más dulce, en sus ojos había algo oculto. - ¿Piensas que soy indefensa? ¿Me veo frágil y tierna, y por eso no puedo saber tecnicas de defensa?

La bajita ya conocía y estaba cansada de la misma respuesta. No todos llegaban a conocer aquel lado que podía sacar cuando se cansaba de ser pisoteada debido a su lindo exterior.

Un claro ejemplo era el reciente acoso que había estado recibiendo, aunque, hace días que no recibía señales de aquella chica.
El punto se encontraba allí, aunque al principio todo parecía ir de mal en peor, Sana de alguna forma estuvo cara a cara con su problema y tenía la sensación de que su actitud estaba alejando a la acosadora.

-Bueno, tal vez tienes un poco de razón. -se sinceró Park. -Pero también estoy un poco preocupada. No quiero que lo utilice y termine expulsada por romperle la nariz a alguien.

-No lo usará a menos que alguien se lo merezca y no tenga otra opción. Lo sé, estoy segura, me lo enseñaron a su misma edad y a pesar de ciertas situaciones, no llegué al punto de utilizarlo. Además, es una niña. Si golpea a alguien de su misma edad, con su fuerza, no va a hacerle tanto daño pero si el suficiente como para que no vuelvan a molestarla.

-Entonces puedo relajarme. -expresó quitando su mueca de sorpresa y, en una zancada, ya estaba frente a frente a Minatozaki.- Y lo siento si no mire más allá de la imagen tierna que tienes, pero tengo que admitir que me sorprendiste.

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