Carta a Lucifer XVI

3.4K 383 110
                                    

Querido Lucifer:

Pasaron casi tres meses y finalmente habíamos encontrado una fuga en los sellos de protección, así que ahora podía pasear por el palacio con relativa normalidad. Aunque solo me apetezca salir al jardín y mirar las fuentes de mármol. Viendo el agua fluir, o escuchar a los canarios cantar.

El sonido de los cascos de Ofelia llamo mi atención, llevaba una pequeña bandeja con un búcaro hecho de chocolate amargó. Desde hace unas semanas tengo está clase de antojos, el olor del chocolate amargo es una de las más recurrentes.

Fue un largo rato de trozar el búcaro y comerlo pedazo por pedazo, de vez en cuando ofreciendo un poco a Ofelia. Algo que con gusto aceptaba, no todos los días podía permitirse el gusto de comer esté postre en específico. Al ser traído desde el anillo de la gula, por tanto en el anillo del orgullo era un lujo que un grupo limitado de demonios podía permitirse.

Luego de comer, mis ánimos estaban algo más animados. Una leve melodía de fondo se escuchaba, junto a la característica estática. Una idea surcó mis pensamientos, una sonrisa alegré de formó en mi rostro. La repentina alegría confundió a Ofelia. Era entendible, e estado tanto tiempo sin sonreír siquiera, que debe ser alarmante verme sonreír de la nada.

Hice el intento de levantarme por mi cuenta, aún me costaba hacer ese tipo de movimientos. Pero al menos mi caminar ya había mejorado y podía caminar tramos más largos sin cansarme, aún así. Ofi me ayudó apoyando mi mano en su cuerno, tirando en un impulso. Así una vez de pie, lleve el cetro micrófono a mi espalda y comencé a caminar.

Durante el camino a la habitación, expliqué que era lo que deseaba hacer. Pude observar de reojo la expresión asustada de Ofi, pero no me cuestionó o contradijo.

Yo no merecía estar encerrado como un animal.

Habías estado una semana entera fuera del palacio y por lo visto te tardarás más. Así que a escondidas nos escurrimos por entre los guardias, usando mis pocas fuerzas para trepar la pared que separaba todo el jardín principal, del bosque negro. Con Ofelia siguiéndome, no fue difícil abordar las calles, caminamos un par de minutos hasta llegar al centro de la ciudad del orgullo.

Los demonios se hacían aún lado con pavor al verme pasar, al igual que curiosos por la imp que me servía. Extrañaba el sentimientos de miedo pintado en sus rostros solo con verme. Por un momento me sentí yo nuevamente.

Paseamos hasta llegar a la colonia canibal, zona perteneciente a mis dominios. Aspirar el aroma a carne y descomposición, me trajo una sensación confortante. Pasamos por uno de mis viejos restaurantes favoritos, tomando lugar en una mesa en el jardín.

A pocos metros, una calle abajo. Reconocí tu automóvil clásico rojo, fue bastante coincidencia, pero ahora no podía percibir la energía de otros demonios. Gracias a tú intervención. Saliste de una casa con fachada de ladrillo, te observé atentamente. Ofelia dirijo su mirada al mismo lado que yo, me miró alarmada.

Estaba seguro de que no me verías, pero. Una vez avanzó el auto, se paró justo frente al restaurante. No tuvimos tiempo para irnos, cuando ya estabas a mí espalda. Tu fuerte agarre en mi hombro, plasmando un largo y húmedo besó en mi frente. Una muestra de amor a ojos ajenos, Ofelia agachó la cabeza en reverencia. Igual o más aterrada que yo.

-Así que estás aquí, mi amor.

No podía expresar otra cosa que no fuera una felicidad falsa, paralizado por tus palabras. Y dolido por ese aroma de un perfume ajeno en tu ropa. Con fuerza bien disimulada me levantaste del asiento, sabía que intentar escapar armaría una escena y serían peores las consecuencias de llegar al palacio.

Dócilmente me deje arrastrar, Ofelia se levantó de inmediato para seguirnos. Parecíamos la pareja de casados felices que se supone debimos ser, abriste puerta del copiloto aún enganchado a mi brazo. Subí en total silencio, al igual que Ofelia. Ambos aterrados, subiste al auto y el silencio mortal que se instaló era insoportable. Un producto de tu irá contenida.

Avanzamos por las calles, cada vez más cerca del palacio. No quise mirarte, intentando distraerme con urgencia antes de tener un ataque de pánico. Jugando con el anillo de serpiente que se sujetaba a mi anular.

No podía soportarlo, sentía como todo se desmoronaba a mi alrededor y se distorsionaba.

En algún momento debí desmayarme.

-Alastor T.R.D-

• • •

•Notas del autor privado de sueño y con la percepción de la realidad bien alterada:

•Hoy tampoco hay notas, solo mis ganas de no perder la racha de publicar diario. Cuidense, tomen awita. Chao.

Atte: Mr. Radio Demon

Cartas a LuciferWhere stories live. Discover now