Carta a Lucifer XXVIII

2.9K 331 107
                                    

Estimado Lucifer:

No quiera ir, la ira estaba nublando mi juicio, aún con todo el miedo danzando libremente sobre mi cuerpo. No me iría por más que lloraras arrodillado ante mí, simplemente no.

Porque quiero alejarme de la desdicha que has traído, quiero volverte a tomar las riendas. No volver a ser reducido a un personaje de fondo en mi propia obra. No volvería contigo, porque ahora más que nunca valoro mi integridad física y emocional.

Me prometes que no volverá a suceder jamás, y está claro que no pasará. Porque no volveré contigo. No puedo caer por la misma piedra en el camino.

-Alastor por favor, no me dejes. Te amo y te necesito, nos amamos, eres mi más grande tesoro... Lamento tanto haber sido tan impulsivo, lamento los golpes, los malos tratos. Todo, jamas volverá a suceder. Lo juro.

Suplicaste, te aferraste a mi en un abrazo que no puede evitar.

¿Nos amamos?. Lamento mucho decirte, que yo ya dejé de amarte. En el pasado aún podías dedicarme estás palabras y yo las hubiera creído, ahora solo son promesas al viento de algo que ya a muerto. Te amaba, tu lo estropeaste.

Con tus mentiras, con tus celos, tus abusos y desprecios.

Tomaste mi mano, entrelazando tus dedos. Besaste el dorso y ahí notaste el anillo aún puesto en mi anular. Sonreiste orgulloso, para mí fastidio. Tu sabes muy bien que no puedo quitarlo, sirviendo como el amargo recuerdo de mi juicio en la catedral.

Uno del que yo mismo fui juez y acusado, dictando mi sentencia al recitar mis votos en el altar.

Aparte mis manos, no quiera tener más contactó contigo. Tu sonrisa desapareció, me miraste con enojo y  te levantaste.

Me miraste de pies a cabeza, a estás alturas no podía ocultar mi embarazo. Esperaba que la camisa holgada disimulara aunque sea un poco. Te sostuve la mirada aún si tenía ganas de bajar la cabeza, el esfuerzo por no llorar más era descomunal.

La ira que había estado acechando, ahora surgía. El cosquilleo de adrenalina recorriendo mí cuerpo, mis sentidos agudos como si fuera a entrar en combate. Algo que no era conveniente para nada.

La reacción de mí cuerpo era respuesta instintiva de tu ahora pesada energía, una imposición. Un recordatorio de que era lo que tenía en frente.

-¿Has intentado quitarlo? ¿No?.

Fue lo único que escuche antes de empujarte y salir rápidamente de la habitación, tenía algunos segundos de ventaja antes de que salieras del shock inicial. El pánico solo me hizo esconderme en otra habitación. Cerrar y arrancar la puerta.

Y aún así, te paraste frente a la puerta. Giraste la perilla un par de veces, estaba tan asustado. Que ni siquiera podía recordar que tú fuerza era mucho mayor y que podías tirar la puerta o simplemente atravesarla.

Algo que evidentemente no harías, querías mostrarte tranquilo. Querías que cayera a ti por confianza. Volviste a girar la perilla, pidiendo que salga. Que habláramos.

-¡Vete por favor! ¡No volveré contigo Lucifer! ¡Fuiste un martirio en mi vida! ¡Solo vete y déjame en paz! ¡Largo!.

Suplique, grité. No queria ni mirarte a la cara, la adrenalina había desaparecido. Dejándo solo el miedo y la angustia, sentía tu energía alterarse hasta que ella me advertía del peligro de tu irá. Comenze a llorar, temblando. Implorando que te marcharas.

Me presionaste desde el comienzo, tus dulces palabras disfrazando la mentira. Venenosas promesas de un futuro juntos, dulce veneno que cegó mi razón. Condenó el día en que decidí beber de la hiel disfrazada de miel.

Tus dulces palabras de un amor sincero, disfraz de  amargura y tormento.

-Alastor T.R.D-.

• • •

•Notas del autor privado de sueño y con la percepción de la realidad bien alterada:

•Y fuimonos recio a mimir, porque este pibe tiene que descansar el cerebro.

•Ya se la saben, cuidense mucho. Tomen awita y chao.

Atte: Mr. Radio Demon

Cartas a LuciferWhere stories live. Discover now