Carta para Alastor

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Amado Alastor The Radio Demon:

Jamas en mi larga existencia me eh arrepentido de mis decisiones, ni siquiera desde mi caida del cielo. Ni siquiera de masacrar a cada uno de mis compatriotas y seguidores que cayeron despues de mí.

Y sin embargo, me atormenta la conclusión de mis actos.

Leer tus cartas solo fue un clavo mas al ataud de hielo perpetuo del que salí hace siglos. A estas alturas ya no importa, ni toda la tortura, ni todos los insultos, ni todo el desprecio.

Siempre te vigilé Alastor, dede tu caida al infierno. Desde que pusiste un pie en el hotel de Charlotte, un pecador hambriento de poder, insaciable y embustero. Tu ascenso al poder sin ayuda externa, valiendote de cada oportunidad presentada y labia propia.

Bien, solo fue cuestión de tiempo para encontrarnos, vernos las caras. No puedo negar tu atractivo o ese retorcido sentido del humor, o ese dulce perfume. Nuestras primeras conversaciones solo fueron una forma de medir tu alcancé y encontrar fugas en esa perfecta máscara de dandi bonachón.

Fue un reto lograr colarme bajo tu piel, cada mirada, cada toque involuntario y palabra cuidadosamente colocada en una situación controlada. Solo para apreciar la nueva grieta en esa mascara sonriente, verte buscar las palabras para una respuesta ingeniosa a grandes velocidades luego de dejarte en blanco.

Y luego me divorcié de Lilith, bajó buenos terminos y te hice esperar la cantidad de tiempo justa para no generar conflictos innecesarios. No tenía tiempo para eso, no cuando finalmente eras una masa de sentimientos totalmente manipulable.

Y solo había penetrado en la armadura, aun había una cota de malla, cuero y relleno que atravesar. No fue sencillo romper la siguiente barrera: el sexo.

Nunca fuiste alguien que gustara de las pasiones carnales, bueno. De cualquier cosa referente de índole sexual, eras un maestro de la manipulación, mentiroso profesional y carismático venenoso. Que no necesitaba del sexo para atraer a sus víctimas, aunque no dudaste en usarlo en unas cuantas ocasiones.

Yo podía ver esas cadenas en tú cuerpo, pesadas y bien sujetas en su sitio. Conteniendo a una bestia mucho mas grande que aquella que ya se a visto destruyendo parte de la ciudad. El hambre voraz insaciable, solo era cuestión de patear con fuerza el avispero.

Debilitar los grilletes e inducirte curiosidad. Se que eres un profesional en este juego de la manipulación.

Pero yo inventé las reglas.

Una noche finalmente coseché los frutos de mi esfuerzo, lo que daria por escucharte gemir mi nombre otra vez.

Tornar tus dias en una constante pesadilla fue mi diversión durante un tiempo, el nivel de intimidad y saber tus mas oscuras fantacias, ayudo a romper la siguiente capa.

Transformar tu orgullo, en sumisión. En algún momento crei que jamás borraría esa sonrisa de orgullo, llegué a pensar que simplemente tu castigó estaba en sonreír todo el tiempo. Aun si tus ojos reflejaban profunda tristeza.

Me detuve un tiempo, soltar un poco la correa y dejarte saborear una falsa felicidad, proponerte matrimonio fue un movimiento más. Los meses siguientes también, la boda y la luna de miel, la realización vino a mí como si un objeto fuera arrojado del cielo.

Cartas a LuciferWhere stories live. Discover now