Carta a Lucifer XXIII

2.9K 340 78
                                    

Estimado Lucifer:

Supe de buena fuente que has puesto precio a mi cabeza, ahora todos en el infierno se movilizaron en mi búsqueda. Lo supe gracias a Husk, quien trajo a niffty al no poder ocultarle más tiempo a dónde iba cada que salía del hotel.

Aún no cesaba el diluvio, la casona sumergida en completa obscuridad. Aislando la sala, que en este caso, solo era iluminada por el fuego crepitante de la chimenea encendida, entre las manos una taza de chocolate. Cubierto de varias mantas al igual que Ofelia. Quien era ahora un bulto de mantas y un par de cuernos sobresalían.

Comprendía su agotamiento, niffty no era alguien que precisamente se quedará mucho tiempo quieta o callada.

Mi vista fija en la pila de libros infantiles, que descansaban en la mesita de café. Anteriormente había estado leyendo algunos cuentos, aún no sabía si el bebé podía escucharme, aunque viéndolo bien era absurdo. Por tanto, eso fue suficiente para dejar de leer.

Inevitablemente y por costumbre, lleve mí mano al vientre, apenas aumenté una talla más en lo que va de la semana. Inevitablemente tuve que pedir a Mimzy que hablara con Rossie, necesitaba más ropa. Con urgencia alarmante.

Con la vista ahora fija en la lluvia que caia por la ventana, por un momento hablando a la nada. Quizás realmente al bebé, volviendo al pensamiento de que posiblemente no puede escucharme y regresando al sentimiento patético.

Lleve una mano al rostro, el tabique de mí nariz entre mi pulgar e índice. Dejándo escapar una pesada exhalación.

Mis orejas se crisparon repentinamente, el sabueso estaba ladrando afuera. Me ergui en el sofá y como resultado del movimiento repentino, un mareo. Agudice mi audición, un leve sonido de pasos a la distancia. Un escalofrío me recorrió la espalda.

La sonrisa afilada de mi rostro se quebró en una mueca de terror. Y para nada ayudaba escuchar como el perro ladraba agresivamente, me levanté de golpe. Quería huir a mí habitación, los pasos cada vez más cerca. El crujir de la madera del porche, eran un grupo de pecadores. De presencias desconocidas.

Tocaron repetidamente la puerta, un poco más fuerte cada vez. Todo quedó en completó silencio, apenas logré tomar mi cetro, no iba a abrir. Volvieron a tocar la puerta.

Eso solo aumento mi terror, Husk y Mimzy tenían llave, podían entrar sin problema. Volvieron a tocar la puerta, de manera violenta. Apenas pude parpadear, estaba temblando de pánico, congelado en mi sitio. Sentía que no podría sostenerme en esa posición por mucho tiempo.

El alboroto despertó a Ofelia, quien igualmente asustada bloqueo la puerta de la sala. Me tomó de los brazos e intentó llevarme a un sitio seguro donde esconderme. Aún así no podía moverme, observando fijamente la puerta de la sala.

Todo escaló muy rápido, ahora en lugar de tocar intentaban derribar la puerta. Retrocedi unos pasos antes de correr hacia la puerta contraria y salir de la sala al comedor, con Ofelia detrás de mí. Ambos en un intento desesperado por ocultarnos en el almacén de alimentos.

Ambos en un silencio de muerte, el pánico pintado en nuestros rostros. Rogando por qué no seas tú o un grupo de mercenarios...

Me sentía desmayar.

-Alastor T.R.D-



• • •



•Notas del autor privado de sueño y con la percepción de la realidad bien alterada:

•Alch, hoy tampoco hay notas. Solo quiero dormir ª.

Atte: Mr. Radio Demon

Cartas a LuciferKde žijí příběhy. Začni objevovat