Carta a Lucifer XXVI

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Estimado Lucifer:

Apenas pasó un mes de que Rossie se había quedado a cuidarme junto a Ofelia, si antes la movilidad de mi cuerpo había sido limitada por la falta de poder, ahora la barriga de seis meses había todo aún más difícil.

Este tiempo nos fue suficiente para ser los buenos amigos que éramos antes de éste diluvio, las lluvias cesaron de nueva cuenta. Dejándo a su pasó el clima secó del infierno, recobrando su color rojo.

¿Ya por fin paraste de buscarme?

Acostado en la cama, exhausto de haber paseado por el jardín. Con las piernas apoyadas en una almohada, los tenía hinchados por la mala circulación que no sabía que podía llegar a tener. Sin duda alguna, me confíe bastante con algunas cosas del embarazo.

Hablaba con Rossie animado, con una taza de té entre las manos. En algún momento me motive a levantarme y acompañarla a admirar un poco las vistas que el ventanal de la casona ofrecía del exterior.

Mi cuerpo se relajó por la mera seguridad que me brindaba la presencia de la más alta y la charla siendo el tema principal nombres para bebé.

No pude evitar llevar mi mano por reflejo al vientre, algunos pensaran que seré un. Discúlpame la palabra, tonto. Por proteger y amar a una criatura que también lleva tú sangre. Pero, yo sé perfectamente que todo el encanto y carisma, vendrá heredado de mí. Al igual que lo apuesto.

Mis orejas se crisparon repentinamente, la amena charla con Rossie paso al silencio, cubriendo más mi cuerpo con la manta que había tomado. Mi vista fija de los árboles y arbustos muertos. Me llamo la atención el sendero que llevaba a la casona.

-¿Que miras Al?...

Su pregunta no fue respondida, sino. Hasta que ella también dirijo su vista al sendero de tierra fangosa, mi expresión cambia a una de terror puro, ella a una de sospecha y posiblemente también alarma.

Avanzando por el camino, reconocí un auto clásico blanco costoso. Se estacionó cerca de la entrada principal, un escalofrío recorrió mí espalda, desde mi posición en la ventana no pude apreciar quien había bajado del auto, aunque. Muy para mi mala suerte, podía intuir que sucedía.

Tragué saliva, en desesperación. Intenté levantarme lo más rápido que mi estado avanzado de gestación me lo permitía, Rossie dejo su taza de té y rápida me ayudó a ponerme de pie.

El sabueso había comenzado a ladrar, lograba escuchar el azote de su correa contra la viga de metal que lo mantenía atado. Así como el leve chasquido de la madera debajo de un par de botas.

Rossie me observó, estaba escuchando lo mismo que yo. Ambos con ese mal presentimiento.

Tocaron la puerta... Una... Dos... Tres veces.

Me señalo silencio, en un intento desesperado me hizo entrar al closet, trancado las puertas por dentro y por fuera. La escuché abandonar la habitación, no sin antes hacer lo mismo que con el closet. El sonido de sus tacones casa vez más lejos de la habitación principal, estaba aterrado.

Contuve la respiración, el escozor en mis ojos amenazó con derramar lágrimas. No tenía con que defenderme, la impotencia recorría mis extremidades, odia esto. Te odiaba.

No tenía escapatoria, entrar en pánico ahora no serviría de nada, podía oír como sus pasos bajaban por la escalera. Quiera confiar en que había visto mal, que no era tu auto. Que realmente no estabas en la entrada.

Pero solo confirme lo obvio, al escuchar los gritos desgarrados de Rossie.

-Alastor T.R.D-


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•Notas del autor que se quedó dormido como bebé,sin haber escrito el capitulo y publicando a esta hora:

Inguesu banda, me quedé dormido bien tranquilo y de la nada me acordé que tenía que re-escribir el capitulo y fue como XD.

•Y bueno, debo retomar la re-escritura en el día para tenerla lista ya para cuando tenga tiempo libre, que siempre es de madrugada. Así que, mis nada más que decir, cuidense mucho y tomen awita, chao.

Atte: Mr. Radio Demon

Cartas a LuciferWhere stories live. Discover now