Carta a Lucifer XXX

3K 336 121
                                    


Estimado Lucifer:

Lo unico que podia hacer ahora, era observar la placa de madera con un par de cuernos enroscados que reconocería aun a la distancia. Ya hace un rato habia dejado de llorar, resignado a la falsa calma del sedante que el médico administro hace poco.

Habia perdido la cuenta del tiempo encerrado en la habitación, limitado a las visitas medicas, dormir la mayor cantidad de tiempo posible y solo estar despierto para comer.

Aunque claramente no podía hacer mucho mas, no podia levantarme a menos que obtuviera ayuda de algun sirviente. Y todo gracias a tú rabia desenfrenada, corría el riesgo de perder a lo único valioso que me queda en este lugar.

Tenía vendado el cuello y el brazo de igual manera, dormir era lo único que podia reducir mis posibilidades de verte, aún si despertaba y comía, lo hacía en el menor tiempo posible.

Ya no era una sorpresa encontrar multiples regalos dejados al pie de la cama o en todo caso, la mesita de noche. Desde arreglos pomposos de flores, ropa en exceso costosa, zapatos o inclusive joyas. En cambio, lo que mas abundaba en la habitación eran juguetes, peluches de diferentes tamaños. Ropa de bebé y otras cosas de primera necesidad.

Mí corazón dolía al pensar que pude perderlo.

Picando la carne desabrida con el tenedor, el apetito se había ido luego de aquel pensamiento intruso. Suspiré, cortando un trozo. Debía obligarme a comer, necesitaba alimentarme de lo contrario comenzaría a presentar complicaciones y quién pagaría sería mí bebé.

Verme reducido a un doncel débil y desahuciado. Postrado en una cama, en vida habia sido el peor escenario en el que podia imaginarme, pesadilla hecha realidad. Pagando por mis malas decisiones, sentia inutil reprocharme por haber amado.

Apenas termine el desayuno, entraste a la habitación sin aviso alguno. Me observaste y sonreiste. Te acercaste, sabias que no pondría resistencia por el sedante. Llevaste una mano a mi vientre, besaste mi frente. Como si hace tiempo no hubieras intentado matarme, como si fueramos una pareja feliz en la paciente espera de su bebé.

Gire la cabeza al lado contrario, ignorando tu sosa y superficial charla. No volviste a insistir, una orden de entrada y varios diablillos pasaron por la habitación, con mas flores y regalos.

Un grupo de mucamas abrieron las cortinas, inundando la habitación de la luz rojiza de la mañana. Abriendo los ventanales para refrescar la habitación, algunas comenzando a desempolvar las pesadas cortinas rojas.

Suspire fastidiado, por mecho que me gustara el orden, comenzaba a odiar que metieran sus narices donde no los llamaban. Incluso si eran ordenes, ¿Cres que no estoy enterado de las ordenes de cateo a mi habitación?. No es como si pudiera tener objetos que atentaran contra mi vida.

-¿Que paso con Rossie?.

Me miraste un instante, mantuve los ojos en los tuyos. Aunque apenas pudiera mantenerlos abiertos, suspiraste. Con un chasquido lo diablillos se retiraron, el ultimo en salir cerro la puerta, dejándonos a solas.

Sonreiste burlón, te sentaste a mí lado. Volviste a poner la mano sobre mi vientre, por acto de reflejó. Lleve la mía sobre la tuya, con intenciones de alejarla. Tu expresión cambio a una de ternura. No, no estoy correspondiendo a tú toqué, Lucifer. Lo quiero alejar de mi hijo.

-Si te sirve de consuelo, tu amiguita sirvio como comida al cancerbero. Creo que por tu salud debes olvidarte de ella, no le importaste en lo absoluto. Por eso te vendió.

La impresión fue demaciado para mí, la cabeza comenzaba a darme vueltas. La presión en mi pecho, con la respiración entrecortada, la importancia y la irá comenzaban a brotar. Todo en la habitación había comenzado a molestarme, quería levantarme. Golpearte, llorar.

La realización de la traición se instaló en mí cabeza, veneno paralizando mí cuerpo. En algún momento la pesadez del sedante se había ido, en mi arranque me abalanze hacia ti, con mis pocas fuerzas intenté golpearte. Borrar esa sonrisa de satisfacción en tú rostro.

Aun si el vendeje en mi brazo se manchaba de sangre, no pude hacer mucho más antes de que me tomaras de ambos brazos y llamaras al animal que servia de medico. Aun podía gritar, si pensaste que era buena idea traerme flores, el hedor nauseabundo de las flores comenzaba a molestar mi olfato, te grite retirarlas. Te maldije, te odié.

Sin mas que una aparente preocupación ante ojos ajenos, aceptaste mi negativa apenado y ordenaste quitarlas todas, mencionaste que era una lastima. Que pasaste mucho tiempo en escogerlas y las mucamas debieron sentir lástima al oir que las tirarias.

En algún momento me quedé dormido..

• • •

•Notas del autor que sí durmió en la noche y por ende hasta ahora publica el capitulo:

•Por motivos de salud, voy a comenzar a publicar en el dia, en lugar de hacerlo en la madrugada. Aun si siento que me tardo más. Los desvelos ya me estan pasando factura ª.

•Por lo tanto, cuidense mucho, tomen awita y chao.

Atte: Mr. Radio Demon

Cartas a LuciferWhere stories live. Discover now