Cartas a Lucifer

Carta a Lucifer XXV

Estimado Lucifer:

El diluvio que azotaba el infierno de nueva cuenta, no fue impedimento para detener a la mas vil y sucia escoria del infierno de buscarme. Era evidente lo aterrado que estaba, incluso si dibujaba la mejor y más confiada sonrisa en mis labios. Una leve estática rota se posaba como una densa nube a mí alrededor, evidenciando mis temores.

Aunque, muy en el fondo de mi sentir. Te daba la cara, de algún modo. Me sentía dispuesto a hacerte frente. Pero resultaría en vano e inútil, no tenía poder. Ni fuerza,  la mención de tú nombre en la casona, era sinónimo de maldición.

Luego de todo el embrollo cuando Rossie llegó, Ofelia preparo té y galletas de mantequilla, acompañada de Niffty. Todos en un intento de bajar mis nervios, ambas pecadoras restantes,  desviaban el tema a conversaciones banales. Husk solo me dió una palmada al hombro, en algún momento. Las conversaciones desembocaron en tí, sobre el asunto con mí búsqueda.

Ahora las cosas estaban más que claras, similar claritud al agua de un lago cristalino rojo. Entendí porque el infierno se había movilizado con el único propósito de buscarme y llevarme al palacio ante tí.

-Tu "esposó" está dispuesto a ceder parte del círculo del orgullo, a quien te encuentre y te entregué al palacio, sano. Y no es una pequeña porción, es el equivalente al ahora destruido imperio tecnológico de Vox.

Explico Rossie, dejando a todos en la sala con una sensación de horror y sorpresa entremezclados en una amalgama de emociones similares. Y esa fue una de las razones por las cuales quería verme con urgencia, saber que me encontraba bien. Estaba preocupada por mí y estaba dispuesta a quedarse conmigo y Ofelia.

Mis pensamientos no podían parar de repetir la misma pregunta.

¿Valgo solo una porción de tierra para ti?

Sentía hervir la sangre por la ira, quiera gritar, romper, rasgar y golpear cualquier cosa. Era demaciado para poder soportarlo, en algún momento debí caer inconsciente por la impresión, para segundo después regresar.  La estática agresiva de radio retumba por mis oídos, inundando la sala. Todos en tensión por mi repentino desvanecimiento.

Sin darme cuenta, estaba llorando a mares. A estas alturas de la situación y mi embarazo, no podía mantener a raya emociones fuertes. Así que simplemente no podía tomarlo con la tranquilidad de siempre. Estaba furioso, con deseos de darte una lección.

Rossie se sentó a un lado mío, me atrajo a un abrazo y a pesar de mi renuencia al contacto físico. La dejé abrazarme, tenía a Mimzy retirando algunos mechones de cabello de mi rostro. De ambas escuché palabras de aliento y un simple "mejores días has tenido" de Husk.

No entiendo cómo llegué a amarte tanto como lo hacía, Lucifer.

-Alastor T.R.D-

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•Notas del autor privado de sueño y con la percepción de la realidad bien alterada:

•Tampoco hay notas, admi quiere mimir.

Atte: Mr. Radio Demon