Capítulo 11

273 31 1
                                    

Capítulo 11: ¿Cuándo perdió Tomás la timidez?

Eran las doce de la noche y no sabíamos nada ni de Natalia ni de Tomás. De la primera mencionada nos lo podíamos esperar, pero de Tomás... Era mucho más raro. Siempre nos avisaba de si se retrasaba con la hora o no.

Terminaron por mandarnos un mensaje casi a las tres de la madrugada, por lo que nos fuimos a dormir. Nos habían informado de que se quedaban en casa de una amiga de Natalia a pasar la noche, así que de poco servía esperar despiertas.

Nos despertamos a las siete de la mañana para desayunar juntas. Era costumbre ya que Alba se levantara antes de hora para hacerme compañía. Nos sorprendió escuchar que entraban tan pronto a casa, pero al ver el estado en el que llegaban, lo entendimos todo. No habían dormido absolutamente nada. Pasaron la noche en casa de la amiga de Natalia, sí, pero bebiendo.

-No sabéis las risas que nos hemos echado con Tomás.- Empezó a reírse Natalia, sentándose con nosotras seguida de Tomás.- Es que se ha pasado quince minutos rodando en el suelo porque sí.- Casi no se le entendía de lo que se estaba riendo. Alba y yo nos miramos, flipando con la situación. Entre que nos acabábamos de despertar y ellos venían con tanta energía, y lo que nos contaba Natalia...

-¿Sabés que Natalia tiene un piercing en el pezón?- Abrió mucho los ojos, casi tanto como las otras dos al saber ese dato.

-Pero no cuentes eso.- Soltó una carcajada, sin embargo.

-Es que, me he metido en un cuarto a dormir un rato, y a la que me levantó, me encuentro a Natalia y a su amiga desnudas, en mitad de la cocina, y comiendo tortilla.- Le siguió la risa Tomás. Imaginad mi cara cuando me entero de que está liada con una tía y que encima le veo eso ahí.

-Madre mía, buenos días.- Musitó Alba, provocando la risa de su mujer.

-Bueno, nosotros nos vamos a dormir, que después de la tortilla aún se animó la cosa.

-Venga, hasta luego.- Soltó una risilla Natalia, mirando a Alba y encogiéndose de hombros ante la cara de incredulidad de la rubia.

Meses después, con sus ya diecinueve años, Tomás nos contó por primera vez algo personal.

Nunca había sido de contarnos sus cosas. Con Natalia era con la única que se lanzaba a ser un poco más abierto, pero ni siquiera, por lo que aquella confesión nos pilló de sorpresa.

Flashback.

-¿Estás intentando salir del armario?- Preguntó Alba al ver que no terminaba de decirnos lo que quería.

-¿Qué?- Se sorprendió él.- Claro que no, hace tiempo que Natalia y mamá saben que soy gay. Daba por hecho que tú también lo sabías.

-¿En serio?- Frunció el ceño Alba.- Si es que soy la última en enterarme de estas cosas.

-Bueno, a lo que iba.- Retomó la conversación.- Que... Que... Este viernes pongáis un plato más en la cena.

-¿Quién viene?- Pregunté, sin enterarme realmente de la conversación.

-Pues su novio, Nat.- Se rió, dejando un beso en mi mejilla.- Si es que eres más lenta que ocho lentas.

-¿Tienes novio?- Sonreí.- ¿Cómo se llama?

-Fran.

-¿De qué lo conoces?- Me siguió Alba el interrogatorio.

-Pues... Es dos años mayor que yo. Nos conocimos en uno de los partidos que hicimos hace cinco meses.

-¿Lleváis ya cinco meses y nos lo cuentas ahora?- Se indignó la rubia.

-Es que eres muy intensa, y se lo pegas a mamá.- Contestó con obviedad.- Suficiente que os lo voy a presentar, ¿no?

Será que llega el otoño.//AlbaliaWhere stories live. Discover now