Capítulo 21

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Capítulo 21: ¿Hubo confesiones en invierno?

Habían pasado algunos años. Alba cada vez iba olvidando más y más cosas. Notaba su frustración como mía. Cuando la veía entrar en una misma habitación tres veces seguidas por olvidar a qué iba. Cuando se acercaba Olivia a ella para darle un beso y me miraba para que yo asintiera, indicándole que sí, que la conocía.

Notaba su frustración cada vez que la escuchaba llorar. Cuando se metía en la habitación y me prohibía entrar porque necesitaba estar. Necesitaba intentar recordar sin ayuda de nadie. Y aunque me doliese que no me dejara ayudarla, la entendía.

-Albi, llegamos tarde.- Voy a la habitación para ver cómo va, y frunzo el ceño al verla llorar. No dudo en acercarme a ella, y aunque se sobresalta de primeras, enseguida se abraza a mí.- ¿Qué pasa, amor?

-No me acordaba de ti, Nat.- Confiesa después de unos segundos mirándome, como si estuviera buscando las palabras adecuadas para la información que me acaba de decir. Yo sonrío de lado, porque no quiero que se dé cuenta de que me ha dolido.

-Y luego te has acordado de mí, ¿no?- Ella asiente. Me mira como si fuera una niña pequeña asustada.- Pues ya está, Albi.

-Es que me he encontrado una foto nuestra, mira.- Me la pasa y yo sonrío. Es de cuando empezamos a salir juntas.- Y no sabía que eras tú al principio.

-Eso es por el pelo.- Le quito importancia, porque no quiero que se sienta mal por algo que no puede controlar.

-Nat... Es que... Si me olvido de ti, ¿qué nos queda?- Me mira asustada de nuevo.

-Nos queda el presente, Albi.- Cojo sus manos y le sonrío. Quiero llorar, aún no me lo he permitido desde que empezó esta pesadilla, porque no quiero que me vea mal. Quiero que vea en mí un sitio donde estar a salvo. Un sitio donde refugiarse cuando lo vea todo negro.

-Pero se me olvida todo lo que hacemos durante el día.- Musita. Quiere ponerse a llorar otra vez, y yo no dudo en abrazarla.

-Pues nos quedará un nuevo día en el que seguiré recordándote todo lo que necesites.

-Eres la mejor.- Me mira con cariño. Y aunque veo la duda en sus ojos, sé que confía en mis palabras, porque siempre lo ha hecho.

Termina de prepararse, no sin antes preguntar a dónde vamos. Le explico que es el cumpleaños de Olivia, donde van a estar Enzo, Hugo, Natalia, Tomás y Fran. Decidimos que fuese algo íntimo para no agobiar a Alba, quizás ver a mucha gente le frustraba si no les reconocía. Me toca explicarle quiénes son Enzo y Olivia. Últimamente no se acuerda de ellos cuando la llaman por teléfono.

Llegamos un poco tarde, pero no nos dicen nada porque las últimas veces que hemos quedado ya me ha tocado contarles que Alba tarda mucho por pararse a preguntarme mil cosas antes de salir.

Olivia y Enzo enseguida se acercan a mí para abrazarme mientras Natalia y Tomás se acercan a Alba, que no suelta mi mano. Yo le doy un ligero apretón para que esté tranquila. Sin embrago, me sorprendo cuando me suelta y se abraza a Natalia. Me gusta saber que aún no se ha olvidado de ellos. Duda por unos segundos, pero termina por abrazarse también a sus nietos, que no dudan en devolverle el gesto.

La tarde pasa tranquila. Alba se repite alguna que otra vez pero todos reaccionamos como si fuera la primera vez que lo cuenta. No nos gusta a ninguno que se frustre por repetir varias veces lo mismo, preferimos ponérselo fácil, aunque para nosotros no lo sea.

Es una situación difícil. Muchas veces, cuando estamos en casa, me dan ganas de mandarla a callar por preguntarme cinco veces lo mismo en menos de tres minutos. Pero decido tener paciencia, porque entiendo que no es su culpa. Natalia y Tomás se han ofrecido varias veces a quedarse con ellas mientras yo descanso, pero en su día le prometí que iba a estar siempre con ella y lo pienso cumplir. Si fuese al revés sé que Alba habría actuado como yo, y no pienso fallarle ni un solo día. Suficientemente mal me sentí ya el día en el que le hablé mal.

Será que llega el otoño.//AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora