Capítulo 16

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¿Quién vino al encuentro?

Hacía tiempo que no conseguíamos coincidir todos, y aunque algunos no pudieron venir a una cena que decidimos hacer un viernes cualquiera, conseguimos estar muchos de nosotros.

Eran las siete y media cuando Alba empezó a prepararse, alegando que debíamos ir con tiempo para poder ir andando.

-Albi, ¿me dejas el rojo?- Señalé el pintalabios que estaba usando.

-Depende.- Se giró para quedar frente a mí, yo alcé una ceja, sin entenderla. Acto seguido, se colocó el pintalabios para después acercarse a mí y darme un beso. Yo sonreí, negando con la cabeza.

-Gracias, amor, pero creo que no es suficiente.- Le quité el pintalabios de la mano, aplicándomelo yo esta vez.

-La gracia era seguir intentándolo, Nat.- Me reprochó con una sonrisa.

-Anda, tira que aún llegaremos tarde.- Dejé un beso en su mejilla, haciendo que se quejara puesto que el exceso de pintalabios había terminado en su mejilla.

-Me toca empezar desde el principio, por graciosa.- Me sacó la lengua. Yo me reí.

-Te espero en el comedor, rubia.

Quince minutos después, y para mi sorpresa, Alba entraba al salón ya lista para irnos. Decidimos ir andando, pues aunque quedaba un poco lejos el bar "El encuentro", íbamos con tiempo de sobra.

-Hace un montón de tiempo que no vemos Julia.- Comentó Alba.

-Pues sí. Con la que más tenemos relación es con la Mari. También por cercanía.

-Qué ganas de verlos, jolines.- Hizo un puchero. Yo sonreí al verla. Si la quería más explotaba.

-¿Sabela al final viene?- Negué con la cabeza.

-Se queda con su nieto, que Adrián tenía una conferencia en Barcelona.

-Jo, pues que se lo hubiese traído.

-La gracia era quedar sin niños de por medio, Albi.- Solté una risilla.

-Ay, ya, pero es que, ¿tú lo has visto?- Me miró con un puchero. Yo volví a sonreír.

-Es monísimo, sí.- Estuve de acuerdo con ella.

Tardamos unos veinte minutos en llegar al sitio donde, para nuestra sorpresa y la del resto, María ya estaba sentada guardando una mesa.

No faltaron las coñas sobre la puntualidad de María, porque era la que siempre llegaba tarde a todas partes.

-Ya sabéis que desde que fui madre me volví más responsable.

-María, casi pierdes a tu hija el primer día.- Le contestó Marta, riéndose.

-Bueno, bueno.- Hizo gestos exagerados con las manos, como si Marta exagerase.- Pensaba que la llevaba encima y resulta que estaba en el carro, no es para tanto.

-Y saliste de a tienda sin el carro.- Puntualicé yo que también me empecé a reír.

-¿Os tengo que recordar cuando vosotras casi perdisteis a Olivia?- Nos señaló con el dedo mientras entrecerraba los ojos. Nosotras soltamos una pequeña risa. La verdad es que no éramos el mejor ejemplo tampoco.

-Es que, que levante la mano quien no haya tenido algún susto con un ser pequeño que dependa de ella.- Obvié. Nadie levantó la mano. Todos, en algún momento, habíamos mandado un mensaje de alguna anécdota que, por suerte, se había quedado en eso; en una anécdota.

Pedimos para cenar y yo, como siempre que salíamos a un bar que no tenía demasiadas opciones veganas o vegetarianas, me pedí una ensalada, al igual que Alba.

Será que llega el otoño.//AlbaliaNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ