Capítulo 15: Montaña Rusa.

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Una vez concluido SmackDown a altas horas de la noche, Mina optó por consumir una cena rápida y tomar un descanso para organizar sus ideas. Acudió al restaurante del hotel en dónde se hospedaban las superestrellas y ordenó algo liviano. El viaje longevo hacia Londres había desarreglado su ciclo del sueño por completo.

Sus pies dolían demasiado por los zapatos que estaba utilizando. Decidió subir rápidamente a su habitación. Al llegar, se retiró las zapatillas deportivas que traía puestas y las dejó en la entrada. Caminó con cuidado por el pasillo oscuro, buscando su equipaje.

No quería despertar a Rhea mientras rebuscaba entre sus pertenencias un poco de ropa y productos de limpieza.

—¿Por qué tardaste?—Rhea habló repentinamente, mientras encendía la lámpara de noche.

Mina levantó la vista, arreglándoselas para conseguir lo que buscaba a la mayor rapidez posible. Le parecía curioso que Rhea le cuestionara acerca de su paradero.

—Estaba cenando.—Mina contestó, mientras tomaba ropa limpia de sus maletas.

—No son horas para cenar.—Rhea protestó entre dientes, mientras se acomodaba en su cama.

—¿Por qué te preocupas tanto?—Mina soltó una risa, mientras tomaba asiento en su cama frente a Rhea.

Shin Mina se iba acostumbrando a la actitud gruñona de Rhea, pero era sorpresivo el hecho de que le cuestionaba a regañadientes sus horas de llegada a la habitación.

—Solo olvídalo...—Bufó Rhea, mientras se arropaba hasta la cabeza con las sábanas.

Mina se sintió en la obligación de preguntarle a Rhea acerca de Damian, después de haberlo visto durante la última gira en los Estados junto a una chica.

Siempre había sido curiosa; siempre preguntaba por qué y cómo.

Pero está vez, era diferente. Se trataba de su amigo, a quien comenzaba a querer más de lo que jamás había imaginado.

—¿Estuviste con Damian y los demás muchachos durante nuestra última estancia en Detroit? Creí haberlos visto con un par de chicas esa noche.—Mina preguntó casualmente.

—Ah, esas grupies detestables. Estuvieron toda la noche interrumpiendo nuestra velada.—Rhea respondió con desagrado.—No soy del tipo de persona que lleva desconocidos a mi habitación de hotel para ya tu sabes qué... Dom y Damian son un par de mujeriegos. Que no te sorprenda si los ves en Londres intentando conquistar a chicas locales.—Protestó Rhea, acerca de las decisiones precipitadas de Damian y Dominik.

Mina trataba de absorber esa información como una esponja. Rhea quiso descifrar sus ojos misteriosos y su boca silenciosa, que hablaban pero no transmitían.

Se sentía capaz de escuchar pensamientos sus angustiosos.

—¿Te preocupa Priest?—Rhea buscó una respuesta de manera escurridiza.

Mientras en su curiosidad indagaba por saber más acerca de Damian y su forma de relacionarse con otras chicas, Mina tenía miedo de que sus sentimientos pudieran ser sutilmente corrompidos.

Era algo inevitable, en todo caso. Quizás debía echar a un lado sus emociones.

—Bueno, cada cual es dueño de sus propias decisiones. Aun así, no es seguro para nosotros como superestrellas llevar a cabo esa conducta. Cualquier cosa puede pasar.—Mina respondió con imparcialidad, sin involucrar sus verdaderos pensamientos acerca del asunto.

Mina se había hecho cercana a Priest. Para Rhea, era entendible su preocupación por todas aquellas decisiones que se hacen sin pensar, rodeadas en el misterio arduo de las tentaciones.

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