Capítulo 24: Peligro

153 13 5
                                    

Mina le pidió al chófer que la dejara un par de cuadras lejos de su complejo de apartamentos. Mientras caminaba hacia su casa, no podía evitar pensar en Finn Bálor. Él era alguien especial en su vida. Pero había cruzado un límite; la había besado, aún cuando había dejado en claro sus sentimientos por Priest.

Finn más que nadie, sabía cuánto le había costado recuperarse a Mina, desde el incidente en Londres. Fue él quien estuvo junto a ella en aquella habitación de hospital; quien le brindó consuelo en todo el difícil proceso de admisión y tratamiento, así como en la recopilación de evidencia científica, las cuales las enfermeras recolectaron de su cuerpo para fines de la investigación policial.

Finn estuvo presente en cada etapa de aquella noche.

Él fue quien la recogió de aquel callejón oscuro, protegiéndola con su cuerpo y dándole el abrigo que necesitaba.

Sin embargo, sus actos en el Performance Center habían sido totalmente contrarios a los de esa noche. Finn actuó conforme a sus impulsos y emociones. ¿Por qué no pudo respetar los límites impuestos?

¿Por qué no pudo contener su rabia?

Mina hacía demasiadas preguntas. Era frustrante la idea de saber que no había vuelta atrás.

Aún así, Mina no podía evadirlo para poder caminar. Se veía una y otra vez, llorando por él.

Mina no concibió el momento en que finalmente, habia llegado a su casa. Sus manos temblaban con total descontrol. Sacó las llaves de su bolso, y prosiguió a abrir la cerradura de su puerta. Una vez abrió la puerta, la cerró de un golpe, mientras colocaba los seguros brevemente.

La joven hiperventilaba en ese momento.

Mina tomó su teléfono celular, que se encontraba silenciado. Marcó inmediatamente el teléfono de Damian.

—¿Mina?—Damian respondió rápidamente.—¿Está todo bien?—Priest preguntó, al no oírla hablar.

—Sí, solo llamé para...—Mina trato de contener las lágrimas fallidamente.

Mina tomó un poco de aire, para poder continuar hablando.

—Solo quería saber si cenaste, Priest. Hace frío a fuera y me preocupa que no tengas nada en la despensa, ya sabes... Por esto de tu mudanza rápida.—Mina preguntó, mientras trataba de ponerle un pretexto a Priest.

—Mina, ¿Por qué lloras? Amor, ¿que pasó?—Priest pudo escuchar su llanto.

—No estoy llorando.—Mina soltó una risa, mientras por otro lado, iba a la cocina por una servilleta para limpiar su nariz.—Tengo un poco de alergia, es todo.—Mintió Mina, mientras trataba de fingir mejor su estado de ánimo.

—Iré por algunos remedios y los traeré a tu departamento.—Priest respondió, preocupado por su salud.

Mina contuvo su respiración, tratando de convencer a Priest de que se encontraba bien. Ella solo quería escuchar su voz para sentirse mejor.

—Damian, no. Yo tengo medicación en casa. Tú debes estar ocupado.—Mina contestó, de forma convincente.

—En realidad, ya estoy casi en la recta final. Solo me falta mudar la estufa y los sillones. Ya casi termino.—Damian contestó, brindándole a Mina una senda reconfortante.—Ya quiero verte, Mina... Te he extraño durante todos estos días.—Damian le ánimo, expresando sus sentimientos de forma cálida.—En cuando mudé todas mis cosas, arreglaré el nuevo departamento lo más pronto posible, para que puedas quedarte conmigo.—Damian expresó, provocando sin saber una ola de sentimientos melancólicos en Mina.

The Juror.©Where stories live. Discover now