Capítulo 20: Impulso consecuente.

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La noticia del arresto de Damian Priest ya recorría las redes sociales. El público no dudó en formular sus teorías. Muchos aficionados incluso acusaron a Priest de haber tenido problemas de control e ira, pues argumentaban que no era la primera vez que se peleaba con alguien en lugares públicos.

Otros levantaban falsos mucho más graves, aludiendo su comportamiento violento a problemas de adicción a drogas.

Lo que nadie podía concebir ni en un millón de años la verdad. Damian Priest solo estaba protegiendo la integridad de una de sus compañeras, Shin Mina.

La presencia de los medios de comunicación en la comisaría complicaba aún más el paradigma para la policía, quienes ahora sabían que su custodio era figura pública.

Lo habían entrevistado. No había una radicación de cargos formal u orden de arresto. Damian Priest cooperó en todo momento con las autoridades.

Rhea se mantuvo acompañando a Priest durante toda la investigación. Los abogados de la compañía hicieron presencia en el lugar y estaban dispuestos a sacar la cara por Priest, en caso de que el atacante de Mina quisiera demandarlo. Sin embargo, el agresor de Mina, no quiso radicar acusaciones en su contra.

Poco después se descubrió que el atacante, quien fue identificado como Adam Carpenter, se encontraba recibiendo tratamiento en un hospital. Carpenter tenía antecedentes de agresión sexual y se encontraba bajo probatoria por tales cargos. La policía de Londres, optó por descartar la investigación en contra Priest, enfocándose en el agresor hospitalizado y en su víctima más reciente, Shin Mina.

Después de casi siete horas en custodia, Damian y Rhea salieron de la comisaría, rumbo al hospital. Oficiales del departamento los escoltaron por otra salida, para evitar que fuesen interceptados por los medios noticiosos.

Para proteger los intereses de Shin Mina y evitar alguna demanda por daños o perjuicios, la policía no emitió declaraciones públicas acerca del incidente.

Damian y Rhea tomaron un taxi hacia el hospital, esperando reencontrarse finalmente con Finn, Dominik y Mina.

Durante el trayecto, Damian no dijo ni una sola palabra al respecto. Sabía que la policía iría tras Mina, en intentos de recopilar información para formar un caso sólido contra Carpenter. Esto solo sería una perpetua para Mina, quien posiblemente se encontraba afectada por lo sucedido.

Al llegar al área de Emergencias, Damian y Rhea se adentraron hacia la recepción.

—Buscamos a una paciente. Su nombre es Shin Mina.—Rhea le comunicó a la enfermera, mientras le escribía a Finn, avisando que ya se encontraba con Priest en el hospital.

—¿Son familiares? Si no lo son, no pueden pasar.—La enfermera preguntó, mientras les fulminaba con una mirada desconfiada.

Priest intervino ante la actitud hostil de la enfermera. Estaba tratando de contener su coraje lo más que podía, pero las circunstancias lo complicaban.

—Es nuestra amiga, señora. Su familia no está en el país. Sea un poco más competente en su trabajo, en vez de formular preguntas estúpidas sin conocimiento alguno.—Priest sacó su cartera del bolsillo, entregándole su identificación de forma violenta.

Por el tono de voz que estaba utilizando Priest, Rhea podía deducir que en cualquier momento perdería el control.

La enfermera tomó las identificaciones, tanto de Rhea cómo de Damian, mientras los registraba cómo visitantes.

—Solo diez minutos, no puede haber muchas personas en esta área.—La enfermera aclaró, mientras les devolvía la identificaciones a ambos.

Cada uno tomo su identificación, y se adentro al interior del área de Emergencias.

The Juror.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora