Capitulo 29: Luchar.

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Mina se retiró del coliseo, dejando atrás el vestuario en dónde había encontrado los críticos pensamientos de Priest plasmados en una hoja. Tomó un taxi y se dirigió de vuelta al lujoso hotel donde se hospedaban todas las superestrellas de WWE.

En su mente había una sola misión: encontrar a Priest y convencerlo de hablar de forma civilizada. No estaba dispuesta a rendirse, por más complicada que estuviera la situación.

Al llegar al hotel, Mina se caminó directamente a los elevadores. A pasos lentos y con sus muletas, finalmente, llegó a la puerta de la habitación de Priest balanceándose con las muletas.

Golpeó repetidas veces la puerta.

No hubo respuesta.

Mina tocó una vez más, con insistencia, pero aún así, no hubo respuesta. Se atrevió a girar la manija de la puerta y por fortuna, no estaba asegurada.

Mina decidió entrar a la habitación, y para su sorpresa, se encontró de frente con una empleada de limpieza.

—¿Puedo ayudarle, señorita?—Preguntó la dama, al ver a Mina dispuesta a entrar.

—Estoy buscando a la persona que se hospeda aquí.—Mina respondió ante su pregunta.

—Disculpe, pero la habitación fue desocupada hace algunos minutos.—Notificó la mujer, mientras sacaba sus materiales de trabajo del interior de la habitación.

Al parecer, Damian parecía no querer ser encontrado. Se ocupó de recoger sus pertenencias y esfumarse del lugar, sin siquiera avisar a nadie.

Entonces, Mina recordó que Priest solía acudir a los bares o restaurantes de los hoteles a los que se solían hospedar durante los viajes. Sin vacilar, se dirigió hacia allí con la esperanza de encontrarlo.

Al entrar al bar, sus ojos recorrieron el lugar, y finalmente, allí lo vió, en una mesa al fondo y absorto en sus pensamientos. Sin dudarlo, se acercó a él, dispuesta a enfrentar lo que fuera necesario.

—¿Qué estás haciendo, Priest?— Exclamó Mina, mientras se acercaba hacia él con sigilo.

Priest volvió la mirada hacia ella, con una expresión sombría. Sin embargo, cuando la vió en ropa civil y en muletas, una sensación de angustia le invadió de forma abrupta.

Se puso de pie inmediatamente y le dejó un espacio a Mina para que se sentará junto a él.

—No esperaba verte aquí. ¿Qué te ha pasado? —Preguntó Priest, preocupado.

El ambiente se llenó de tensión mientras ambos se enfrentaban, cada uno aferrado a sus propios sentimientos.

—Las cosas no salieron como me esperaba en mi primera lucha. Cómo puedes ver, me lesioné.—Mina respondió, sin abundar más en su lesión evidente.—¿Por qué no estuviste ahí? ¿Por qué me dejaste esto?—Mina sacó la carta de su bolsillo, colocandola violentamente sobre la mesa del bar.

Solo el tiempo diría si Priest encontraría el coraje para enfrentar sus demonios o si realmente huiría de todo.

—Lamento no haber estado allí para ti.—Explicó Priest con pesar en su voz.

—¿Lo lamentas?—Mina expresó, sintiéndose decepcionada.—

Priest respiró hondo antes de explicarse.

—Tuve una pelea con Finn y las cosas se salieron de control; la administración me suspendió...—Priest miró a Mina a los ojos, sintiendo la presión de explicar lo sucedido.

Mina frunció el ceño. Ahora todo tenía sentido para Mina. Los horribles golpes en el rostro de Finn eran la prueba de ello

—Pudiste haberlo hablado conmigo.—Mina preguntó, mientras enfrentaba a Priest.

The Juror.©Where stories live. Discover now