Capítulo 25: Pilato

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Mina estaba visiblemente afectada por el suceso que la había perturbado durante su estancia en Londres. El hecho de enfrentarse a Finn Bálor había abierto esa cicatriz, poniendo en conflicto su capacidad para decir "no".

Rhea, al verla sufrir, decidió que no podía dejarla sola. Se sentó a su lado, envolviéndola en un abrazo reconfortante. Hablaron durante horas. Rhea escuchó cada palabra, cada susurro y cada sollozo de Shin Mina. No se movió de su lado hasta que finalmente sus ojos se cerraron y se quedó dormida, con la respiración tranquila y serena.

Rhea amaba a Mina.

A pesar de que Priest se lo había pedido en esa ocasión, Rhea estaba dispuesta a hacer todo lo que estuviera a su alcance para reconfortarla, para apoyarla, y para amarla en cada uno de sus altibajos. Esa noche, en la intimidad de su habitación compartida, Rhea reafirmó su compromiso con Mina, prometiéndole que siempre estaría ahí para ella. Su amor era incondicional, y estaba decidida a ser su fortaleza, su apoyo y su refugio en todo momento.

Después de haber pasado la noche en el departamento de Mina, Rhea se levantó temprano para preparar un desayuno saludable, antes de abordar un vuelo a Austin, Texas. Mina la escuchó, moviendo trastes y sartenes en la cocina, entregando su tiempo.

Rhea no tenía necesidad de hacerlo, pero ahí estaba ella, presente cuando más la necesitaba.

Aún se sentía un poco nerviosa por lo que había ocurrido el día anterior. No sabía si sería capaz de mirar a Bálor a los ojos después de ello.

Rhea caminó hacia la habitación de Mina, con una sonrisa de oreja a oreja, entregándole un plato de huevos revueltos y tostadas. Mina se sentó sobre su cama, observándola con un gesto apaciguador.

—Seguro tienes muchas cosas que hacer en tu casa, en lugar de estar aquí...—Habló Mina, con una mirada de agradecimiento.

Empezó a comer lentamente, mientras Rhea se sentaba a su lado.

—Olvidate de eso...—Rhea le exhortó a despreocuparse.—¿Cómo te sientes esta mañana?—Preguntó Rhea con preocupación, mientras peinaba el cabello de Mina con sus dedos.

—No lo sé.—Mina murmuró, cabizbaja.

Rhea puso una mano en el hombro de Mina, mientras le animaba a soltar todas sus cargas mentales.

—Seguro Damian querrá saber que pasó. No le digas nada, por favor...—Mina le pidió a Rhea, mientras continuaba comiendo su desayuno.

—No te preocupes. No le diré nada a Priest.—Prometió Rhea con determinación.

Mina asintió, agradecida por la lealtad de su Rhea. No queria causar ningún problema antes del evento de lucha en Texas. Solo esperaba concentrarse en dar lo mejor de sí misma en el ring, ante Raquel Rodriguez.

Rhea cumpliría su promesa. Sin embargo, había tomado una importante decisión la noche anterior. Se prometió encargarse del asunto con Finn Bálor por su propia cuenta. Aunque sabía que Finn era una buena persona en el fondo, sus celos hacia Priest lo estaban cegando y no podía permitir que lastimara a Mina de esa manera.

Después de desayunar, Rhea ayudó a Mina a empacar sus pertenencias para el próximo viaje en agenda.
Mientras preparaban las maletas, Mina se sentía más tranquila y lista para enfrentar el día a día. Sabía que, con el apoyo de Rhea, sería capaz de superar el incidente con Bálor y concentrarse en su carrera en la WWE

Durante el resto de la mañana, Rhea le había ofrecido su ayuda para preparar todo lo necesario. Juntas terminaron de meter las últimas pertenencias en las maletas. Rhea llamó a un taxi y se dirigió a su casa para recoger sus pertenencias antes de ir al aeropuerto.

The Juror.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora