Capítulo 1

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Luna de Sangre

Los anillos en sus manos giraban con comodidad alrededor de sus dedos, siendo guiados por el dedo pulgar lentamente. Frente al alfa se alzaba el gigantesco ventanal de cristal que daba una preciosa vista al bosque silencioso que crecía unos metros lejos de lo que era el patio trasero de la inmensa propiedad. Los árboles estaban silenciosos bajo la luz blanquisca de la luna, que brillaba en el cielo nocturno en todo su esplendor. Le acompañaban las estrellas, y deleitado por aquella tranquilidad, el alfa fumó del tabaco que había en una pequeña pipa sostenida por su mano derecha.

No podía negar, que la luna era un espectáculo que se debía disfrutar siempre. Era su momento favorito del día, donde podía cargarse de energías positivas provenientes de su más sagrado amuleto.

Dejó que el humo amargo llegara a sus pulmones, y con lentitud, dejó que se dispersara alrededor suyo, desapareciendo segundos después en el aire.

No supo cuánto tiempo llevaba allí de pie, podría hacerlo toda la madrugada si de él dependiese, pero dos suaves golpes en la madera oscura de la puerta le hicieron voltear el rostro apenas.

—Styles —escuchó.

Fumó un poco más de su pipa y metió su otra mano al bolsillo de su pantalón de traje negro—. Malik —asintió, dándose la vuelta para observar a su compañero.

El joven alfa pelinegro se había recargado en el marco de la puerta con brazos cruzados, una mala mueca y una postura despreocupada. Todo indicaba que algo le estaba estresando.

Harry se acercó. Zayn siguió mirándolo. El ojiverde alzó una ceja. Zayn rodó los ojos.

—Los mismos bastardos de la semana pasada —anunció sin más. Alzó los hombros y negó—. Trajeron de vuelta a una omega. Quieren dejarla.

Harry le miró en silencio algunos segundos más, abandonó su pipa de tabaco encima de la pequeña mesa de centro frente al sofá de cuero en medio de la habitación y alzó los hombros también.

—No es mi culpa que no esté sana. —murmuró, su vista perdiéndose en algún cuadro que adornaba la habitación cuando dejó de interesarle un poco el repetitivo momento que estaba viviendo desde hacía algunas semanas atrás—. He dicho tantas veces que deben realizarles pruebas o algo así antes de venderlas pero parece que no quieren escucharme —dijo en calma, metiendo su otra mano al bolsillo restante de su pantalón.

Habían sido cuatro omegas a las que habían devuelto en apenas tres semanas. Algo inaceptable pero que Harry estaba dejando pasar por alto, no buscaba problemas de ningún tipo.
Después de todo eran clientes, y los malditos siempre debían tener la razón. Pero debían tener cuidado, porque Harry estaba siendo paciente con ellos.

—Quieren el dinero de vuelta —volvió a decir el pelinegro.

Harry detalló aquella pintura que le traía vagos recuerdos de lo que alguna vez había sido su vida. Se acercó con lentitud y una mirada calculadora, acarició la textura y asintió.

—Devuélvelo. —soltó, ladeando la cabeza para trazar con su dedo una fina línea de color rojo que daba forma a la obra de arte frente a él.

Pero el alfa pelinegro soltó un gruñido, dejando que sus feromonas inundaran de un segundo a otro la habitación—. ¡Estoy arto! ¡Ese no es el maldito negocio! Ellos ya compraron la mercancía. Ya pagaron por ella. Aquí no tenemos una maldita boleta de garantía para que piensen que pueden devolver el objeto dañado.

Pero Harry ignoró el mal humor de Zayn, asintiendo de acuerdo con él—. Al parecer no lo tienen claro. —comentó.

—No entiendo qué demonios piensan.

Luna de Sangre Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz