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Ya había pasado más de medio año desde que las hermanas Black habian llegado a Howarts y ahora se encontraban en clases de DCLAO(Defensa Contra Las Artes Oscuras).

Sacaron sus ejemplares de Las fuerzas oscuras: una guía para la autoprotección, y aguardaron en
un silencio poco habitual. No tardaron en oír el peculiar sonido sordo y seco de los pasos de Riddle provenientes del corredor antes de que entrara en el aula, tan extraño y aterrorizador como siempre.

-Ya pueden guardar los libros.-Gruñó, caminando ruidosamente hacia la mesa y
sentándose tras ella.-No los necesitarán para nada.-Volvieron a meter los libros en las mochilas.

Ron estaba emocionado.

Riddle sacó una lista, sacudió la cabeza y comenzó a pronunciar los nombres, recorriendo la lista con sus ojos y observando a los
estudiante conforme respondía a su nombre.

-Bien.-Dijo cuando el último de la lista hubo contestado «presente».- He recibido carta del profesor Dumbledore a propósito de esta clase. Parece que están atrasados, muy atrasados, en lo que se refiere a enfrentarse a
maldiciones.-Prosiguió Riddle.-Así que he venido está clase con la predisposición para prepararlos contra lo que unos magos pueden hacerles a otros. Dispongo de un curso para enseñarles a tratar con las mal...

-¿Por qué, no se va a quedar más?.-Dejó escapar Ron.

Los ojos de Riddle giraron para mirarlo. Ron se asustó, pero al cabo de un rato Riddle sonrió. Era la primera vez que Casiopea y Hermione lo veía sonreír. El resultado de aquel gesto fue que su rostro pareció aún más desfigurado, pero era un alivio saber que en ocasiones podía adoptar una expresión tan amistosa como la sonrisa. Ron se tranquilizó.

-Supongo que tú eres hijo de Arthur Weasley, ¿no?.-Dijo Riddle.-Hace unos días tu padre me sacó de un buen aprieto... Sí, sólo me quedaré este curso. Es un favor que le hago a Dumbledore: un curso y me vuelvo a mi retiro.
Soltó una risa estridente, y luego dio una palmada con sus nudosas manos.

-Así que... vamos a ello. Maldiciones. Varían mucho en forma y en gravedad.
Según el Ministerio de Magia, yo debería enseñaros las contramaldiciones y dejarlo en
eso. No tendrían que aprender cómo son las maldiciones prohibidas hasta que esten en
sexto. Se supone que hasta entonces no seran lo bastante mayores para tratar el tema.
Pero el profesor Dumbledore tiene mejor opinión de ustedes y piensa que podrán resistirlo, y yo creo que, cuanto antes sepan a qué se enfrentaran, mejor. ¿Cómo pueden defenderse de algo que no han visto nunca? Un mago que esté a punto de echarles una
maldición prohibida no va a avisarles antes. No es probable que se comporte de forma
caballerosa. Tienen que estar preparados. Tienen que estar alerta y vigilantes. Y usted,
señorita Brown, tiene que guardar eso cuando yo estoy hablando.-Lavender se sobresaltó y se puso colorada.

Le había estado mostrando a Parvati por debajo del pupitre su horóscopo completo. Daba la impresión de que los ojos fríos de Riddle podían ver tanto a través de la madera maciza como por la nuca.

-Así que... ¿alguno de ustedes sabe cuáles son las maldiciones más castigadas por la ley mágica?.-Varias manos se levantaron, incluyendo la de Ron y la de Hermione.

Riddle señaló a Ron, aunque sus ojos seguían fijos en Lavender.

-Eh...-Dijo Ron, titubeando.Mi padre me ha hablado de una. Se llama maldición imperius, o algo parecido.

-Así es.-Aprobó Riddle.-Tu padre la conoce bien.-Riddle se levantó con, abrió el cajón de la mesa y sacó de él un tarro de cristal.

Dentro correteaban tres arañas grandes y negras.

Always WolfstarWhere stories live. Discover now