El Peligro del Volcán

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El despertar fue tranquilo. Un día más para ella. Otro donde debe ponerse a pensar en lo que sería su día a día para poder hallar la manera de poder liberar a Hyrule de las garras de Ganondorf.

Zelda abrió los ojos y sentía que la comodidad en la que estaba. Miró el lugar donde se había quedado dormida y se llevó con la sorpresa de que estaba a solo unos centímetros de la cara de Link, quien se veía muy tranquilo en sus sueños.

La Princesa de Hyrule se quedó helada por unos segundos. Pero eso bastó para que ella esté a punto de dar un grito por la sorpresa, solo para...

-¡Sssssssssssssshhhhh! No lo despiertes. – Oyó una voz a su lado, alzó la mirada y notó que era Navi. – Deja que duerma.

-Pero... - Lo tenía tan cerca. Eso no era bueno para ella.

-Ha pasado tiempo desde que no lo veo tan tranquilo al dormir. – El hada voló para estar sobre la cabeza de Link. – Es bueno ver que está relajado. Más con lo de ayer y la revelación de sus padres.

Es verdad. Ayer Link supo de sus padres. Y ella se estaba quejando de su vida, que lo olvidó. Se sintió mal de inmediato.

-No te sientas mal. Apuesto que lo olvidó. – Navi parecía leerle la mente. O estaba siendo muy transparente. –Se te nota menos tensa por alguna razón.

-... Digamos que solté muchas cosas el día de ayer. Y eso me ayudó mucho. – Zelda no iba a comentar que peleó con su madre. Eso estaría muy mal vistió. – Solo eso...

-Mmmm. Ok. Te creo – Navi no iba a indagar más en lo que Zelda desea decirle y lo que no. – Pero a su vez, creo que hablar con Link ayudó.

Es verdad. Lo hizo. Ayudó a ver que eran un desastre. Eran solo pedazos unidos por la culpa que sentían. Piezas de un juego del Destino del que jamás desearon ser parte. Un destino que ella...

-... Dime la verdad Navi. ¿Crees que...?

-Si me preguntas que si creo que podemos ganar. No lo sé. – Navi miró la salida de la casa, se oía ya el bullicio de la gente que despertó. – Sería muy optimista decir que sí, cuando sabemos que Ganondorf tiene mucho poder. Pero hay una oportunidad. Es la única que tenemos y la debemos de tomar.

Zelda asintió. Se giró para estar boca arriba y ver el techo de la pequeña casa. Ayer fue un caos de emociones para ella. Un caos de pensamientos.

No solo había peleado con su madre, soltando el rencor que había estado guardando años, sino que actuó como una desquiciada que nada le importaba. Le gritó a las Diosas.... Agh, sentía que un rayo sobre su persona sería la misericordia máxima.

-Zelda. – Navi la llamó y la princesa la pasó a ver. - ¿Qué es lo que tienes aquí?

Navi estaba sobre los apuntes que la chica había traído. Haciendo que la joven simplemente alce la cabeza. Se ponga de pie con algo de pesar, dado que sintió mucho frío por una razón.

-Es un mapa donde trato de identificar lo que serían los dos Templos que quedan. Sabemos que la Montaña de la Muerte es uno y que el otro yace en el Lago Hylia. Pero a su vez, no sé dónde pueden estar los demás. Puede que tarde un tiempo si es que no tengo más pistas.

-¿Y dónde las hallarías?

-Lo más probable, es que sea en Kakariko. Pero acercarse ahí es peligroso en estos momentos. Dado que el lugar entero está vigilado por hombres de Ganondorf. Y no solo ello, también están esos Bokoblins. También serán un problema.

-Ugh, es verdad. – Navi recordó a esas cosas y lo molestas que eran. – Por el momento, tratemos de hacernos con los Templos que conocemos y eso sería muy útil para nosotros.

The Legend of Zelda: Ocarina of Time REDUXحيث تعيش القصص. اكتشف الآن