Las eventualidades hacen el destino

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Capítulo 1: Las eventualidades hacen el destino

Sucedió en el año 2020, cuando todos los miembros del clan cena se enteraron de la noticia del fallecimiento del líder, Víctor Aracena, quien murió debido a una falla cardíaca. Todos fueron notificados del suceso, a excepción de Jon Aracena, segundo hijo del hombre, quien meses atrás fue apartado por sus malas actitudes.

Mientras que su padre era velado en una de las funerarias más importantes del país, Jon se daba la gran vida con su amigo en la mejor discoteca de Estados Unidos. El hombre era conocido por poseer un carácter altanero y soberbio, a pesar de ser el siguiente en la línea de sucesión del clan, siempre demostró una personalidad inmadura y rebelde, que Víctor le reprochaba bastante.

—El señor Aracena se molestará si se entera de que estamos aquí— le dijo Asher Miles a su amigo. Ambos hombres estaban sentados en una de las mesas del sitio.

—¿Y a mí qué?— contestó a risas. Con total desinterés por lo que pudiera pensar su padre, y sin saber que había muerto, el hombre rellenó su vaso con ron —Lo que diga el viejo me trae sin cuidado, ¡me tiene harto!— le dio un trago a su bebida.

Jon era un adulto de veintiséis años, pero a pesar de eso, seguía comportándose como alguien que acababa de cumplir los veinte Aquellos ojos marrones como el roble, ese pelo azabache y bien peinado, al igual que su cuerpo esbelto y atlético, era el punto de mira de cualquier mujer que se le cruzase.

Estaba harto de sus obligaciones, lo único que quería era pasársela bien y divertirse con una que otra mujer que encontrara en sus andanzas. Para él, la buena vida se componía de tres elementos fundamentales: beber, tener sexo y dormir. Alguien que lo había tenido todo desde su infancia, no pensaba en nada más que en eso.

—En definitiva, te envidio— brindó con él —Ya quisiera yo poder vivir mi vida sin preocupaciones. Hoy me ves aquí, dizque disfrutando del rato— suspiró —Pero ya mañana tendré que volver al negocio infernal de mi familia.

—¡Por los negocios infernales!— propuso un brindis alzando su vaso —Ya verás que cuando tenga las riendas de mi clan, ¡te daré el mejor de los puestos!

—¿Y eso cuándo será? Tienes desde el inicio de nuestra amistad hablándome de ello.

—Primero tengo que esperar a que el viejo cuelgue los tenis, mínimo hizo un pacto o algo parecido para que la muerte se haya olvidado de él.

—Me sorprende que hables así de tu propio padre.

—¿Y eso por qué?— rió.

—Bueno... es tu padre. Nadie quiere que se mueran.

—Por favor— bufó levantándose —El día que el viejo muera, ¡yo seré el hombre más feliz del mundo!

—Sí, claro.

Una llamada entró al celular de Jon, la misma se trataba de Elle, una mujer rubia con la que el hombre salía de vez en cuando. Sin importar su política de cero relaciones, el hombre no podía evitar conquistar los corazones de sus citas, él suponía que tenía un don.

—¿Qué querrá?— observó la pantalla de su celular con cierto desdén —Por lo que parece, ella no entendió que no salgo con la misma persona dos veces.

—¿Quién es? ¿Maya?— levantó la ceja —¿Olive? ¿Carrie?

—¿Quiénes?— levantó la ceja. Otra de sus políticas, era que se tenía que olvidar de cada uno de sus ligues —No me acuerdo de ninguna de las tres.

—Pero si saliste con Olive, ayer.

—¿Así se llamaba?— no tenía la menor idea —A esta mejor la bloqueo, ya obtuve lo que quería.

Destino inmortalWhere stories live. Discover now