El día más feliz para un infeliz

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Capítulo 13: El día más feliz para un infeliz

Alich se quedó sola en la habitación. Taracena se tuvo que ir a resolver algunos asuntos relacionados con su familia, mientras que Olive, su prima; fue a averiguar por cuánto tiempo, ella permanecería interna en la clínica.

Antes de casarse con Jon, Alich era la representante de los Meracena, cargo que acogió Olive luego de que su familiar adoptara el apellido de su esposo. Los del clan tenían el código de que la pareja debía tener el apellido más influyente, independientemente de que perteneciera al hombre o a la mujer, era un modo de organización jerárquica.

Por ejemplo, como los Aracena eran la familia más importante, Alich por consiguiente pasó a llamarse así. Caso que hubiera sido diferente si ella hubiera sido la Aracena y no Jon, el cual iba a tener que abandonar su apellido y tomar el de su esposa.

Un determinante para saber la valía de una familia, era tomando en cuenta el nivel de ingresos que la misma le traía al clan. Por debajo de los Ara, que eran dueños de una enorme variedad de negocios, estaban los Beracena. Milton, que era su representante, no fue idiota; él desde un principio le brindó su lealtad a nuestro protagonista.

El mayor objetivo de las familias del clan, era que sus descendientes se casaran con gente de apellidos superiores a los suyos. Había muchos rumores que decían que dentro de las paredes, se llevaba una guerra silenciosa por la caza de pretendientes.

A los únicos que no les importaba esto, eran a las familias más influyentes como los Ara, Bera, Mera, Endi y Taracena. Ya después de ahí, todos aspiraban a casarse con un integrante de los prefijos ya mencionados.

Alich fue la más envidiada de todas al contraer matrimonio con el líder, y eso que Jon tuvo aventuras con muchas integrantes, pero solo con la que se convirtió su esposa llegó a mantener una relación de un año.

—¿Puedo pasar?— el hombre abrió la puerta de la habitación. Allí se encontraba Alich recostada en la cama y cubierta hasta el cuello por la sábana que agarraba como si su vida dependiera de eso. Ella no quiso hablar con nadie después de su discusión con Jon, él era bueno hiriendo los sentimientos de los demás, la mujer se sentía tan sensible que en esa ocasión no fue la excepción.

—¿Qué? ¿Me vienes a seguir ofendiendo?— cuestionó de mala gana sin dirigirle la mirada.

Pasaron más de tres horas del incidente, Jon tuvo más que tiempo para reflexionar sobre su comportamiento. La noticia de Aidan, más el nacimiento prematuro de su hija, no le hicieron pensar de una manera apropiada; se dejó llevar por el enojo, haciendo sentir mal a una persona que poco tenía que ver con lo que estaba pasando.

—No...— bajó las cejas —Vine a disculparme contigo— se sentó en una silla vacía que se encontraba enfrente de su cama. Alich continuaba sin verle a los ojos, detalle que lo hacía sentir más culpable —Tú no tienes la culpa de que la niña haya nacido meses antes de lo planeado, no tenías la culpa de mi enojo.

—Me llamaste «horno defectuoso». ¿Eso es lo que soy para ti? ¿Un maldito horno?

—Eres mi esposa— suspiró —La mujer con la que decidí estar.

—¿Debo alegrarme?

—Ash, por favor— insistió colocando la mano en la cintura de su esposa. Ella apretó el agarre de la sábana al percibir su contacto.

—Pareces otra persona cuando te enojas— se mordisqueó el labio inferior —Y eso no me gusta. Si me casé contigo fue por lo que me prometiste, no necesito un esposo que me haga infeliz.

—¿Qué estás insinuando?

—¿No soy lo suficientemente clara?

—Vamos, Ash. No digas eso, eres la mujer que quiero y lo sabes.

Destino inmortalWhere stories live. Discover now