Combinación perfecta

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Capítulo 27: Combinación perfecta

El día de la fiesta llegó y todos los invitados estaban expectantes por ver lo que el líder del clan había preparado. Las teorías fueron una parte fundamental de las horas previas al evento, todas las familias tenían una idea distinta del comportamiento de Jon Aracena y sus motivos para armar una celebración tan grande como esa.

Entre tantas teorías, hubo una que se levantó por sobre todas:

«Aracena abandonará su puesto».

Porque sí, omitiendo lo mucho que el hombre peleó por su cargo, muchos miembros del clan creyeron que la fiesta consistía en una manera bonita de despedirse luego de tres años de dominio.

Se iban a caer de cabeza cuando se enteraran del verdadero motivo, uno bastante diferente al que pensaban...

A Alich le emocionaba la fiesta. Hacía mucho que ella no asistía a un evento social porque le había tomado resentimiento a los Oracena, los mayores organizadores de festejos. Esas personas, iniciando por su representante; Giancarlo Oracena, se habían ganado el desagrado de la esposa del líder, por lo difamadores que eran. La mujer de Oracena soltó unos chismes comprometedores sobre Alich, y el representante la defendió; confirmándolos.

Ella les tiene una venganza pendiente.

Ahora bien, Jon esperaba a su esposa en la sala de la mansión. El hombre optó por un conjunto de traje negro: con una chaqueta desabrochada, camisa y pantalón de tela. En los pies, unos zapatos del mismo color. Él se echó el cabello hacia atrás, lo que le daba una apariencia más cautivadora; definitivamente, iba a ser el punto de mira de todas las casadas y solteras de la fiesta.

Si iba su hermano, explotarían dos bombas de seducción en el sitio. Los hermanos Aracena no tenían nada que envidiar a otros, ellos eran todo si en cuanto belleza hablamos: miradas penetrantes, cuerpos esbeltos y cabellos tan oscuros como la noche.

—¿Qué tal me veo?

Alich por fin salió de la habitación. Mientras bajaba por las escaleras, Jon contemplaba cada elemento de su esposa. Ella llevaba puesta una máscara dorada elevada a la derecha de tal forma, que simulaba el ala de una mariposa. Además de eso, la máscara poseía pequeñas incrustaciones de oro en los bordes.

De vestido, la mujer escogió uno igual de dorado que le llegaba hasta el suelo. Con un escote en V con abertura en la pierna derecha, dando la ilusión de ser más alta.

Ella, ondeando su pelo suelto, azabache y lacio, caminó hasta su esposo con una sonrisa. Sabía que lucía radiante; sin embargo, no estaba de más escucharlo de Jon.

—Es como si una faraona egipcia hubiera tenido una hija con un dios griego— también sonrió, acercándose a ella para verla con detenimiento —Guao.

—Haces que me sonroje— le hacía feliz que ellos se estuvieran comportando como la pareja amorosa que tuvieron que ser desde siempre —Hablé con la niñera, ella está ahora mismo con la bebé. Quedamos en que cumpliría con todo lo de la lista.

—¿De qué rama dijiste que era?

—De los Ora— amaba usar las ramas de esa gente como sirvientes —No estaría mal hacer que la desgraciada de Irina Oracena me lama los tacones.

—Tuve que invitarlos, no podía dejar a uno de los representantes fuera— a Jon tampoco le interesaba vincularse con esa gente. Ellos tenían suerte de ser elementos importantes del clan, de no ser así, no iban a seguir viviendo en paz.

—Entiendo— le acarició la mejilla —¿Y qué hay de tu máscara?

—No me pondré ninguna. Como líder de los cena, no pienso ser confundido con otra persona— le dio un beso en la frente —¿Nos vamos?

Destino inmortalWhere stories live. Discover now