Prefacio

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Una mirada de soslayo bastó para comunicar cada palabra no dicha. Y es que era algo de ellos. Solo de ellos. Hablaban por medio de miradas, sus ojos coincidían con intención en cada mínima oportunidad, buscando al otro con desesperación.

Era la única manera de aflojar las emociones rebosantes que parecían abrumarles.

Era la única manera en la que se sentían comprendidos.

Era su manera de comunicarse.

Y en parte la razón que lo ocasionaba era el comienzo que provocó que todo se desatará: Una colisión entre sus miradas.

Ese fue el principio, el principio de un final no escrito.

Un principio que finalizaría en el mismo punto de partida.

Con una colisión.

Colisión Where stories live. Discover now