Capítulo 3

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—¿Ya estudiaste para el examen de mañana?

Su mejor amigo la observaba con ojos curiosos, sentado a su lado. Ella asintió con la cabeza.

—¿Y la investigación?

Ella volvió a asentir con una sonrisa.

Él se encogió un poco.

—¿Me la podrías pasar?

Lo miró con una ceja enarcada y soltó un bufido mientras sacaba de su bolso el cuaderno y se lo entregaba a él.

Sonrió de oreja a oreja y empezó a copiar. Ella lo miro de reojo, estas semanas había estado un tanto ocupado, las clases extracurriculares le exigían demasiado, o tal vez lo justo, no lo comprendía bien porque no se animó a inscribirse luego de ver lo atareado que se encontraba, su situación fue suficiente para infudirle cierto temor, con las clases, las tareas, y además las actividades de las clases de música dudaba que a el pelinegro le sobrará algo de tiempo.

Su lápiz se paraliza en su mano y le devuelve el cuaderno a Anh no sin antes murmurar un "gracias".

Lo mira de reojo. Analiza su comportamiento. Lo hace a menudo, aunque casi siempre el papel es al revés, él la analiza a ella con mucho más detalle. Un observador por naturaleza.

Ana solo lo hace por aburrimiento y sin ser capaz de leer las expresiones con tanta habilidad. Suspira, su mirada se dirige al frente, el profesor ya ha llegado, lo cual es un aviso para centrarse.

—Anandha.

Escuchar su nombre hace que se levante de inmediato, recoge su examen y le agradece al profesor con rapidez para centrarse en el número escrito en la esquina.

Frunce el ceño. 15/20. Sus ojos dan una repaso veloz a la hoja buscando el error.

Joshua golpea su hombro. A propósito. Una risa causa que algo tire en su pecho.

—Si no obtienes una calificación perfecta, no sé que le espera a los demás mortales.

Suelta con el sarcasmo empapando cada palabra.

¿Debería ofenderse por la clara distinción entre ella y los demás? Es un halago.

O al menos eso piensa hasta que el chico le restriega su examen, con un 20/20 más 2 puntos extras.

Ahora sí quiere gritar.

El castaño la está observando a los ojos, con un destello atrevido en la mirada. Un juego. Un reto.

Una de las esquinas de su labio se eleva con sutileza y lleva inscrita un desafío.

La está retando. A ella. Sin ningún descaro.

Ella sonríe en respuesta.

—Cuánta ventaja llevas.

Murmura, el castaño alza la vista, sus miradas se encuentran por un breve instante. Un breve instante en el que siente una excitación floreciendo en su estómago. El sentimiento de competitividad resurgiendo y el ardiente anhelo de ganar. Admiración, en una cantidad limitada, por su confianza en su propia habilidad.

—A la cima se llega con pequeños pasos.

Farfulla y su hombro vuelve a chocar con el suyo cuando pasa a su lado.

Anh suelta una risa suave.

Eso le pareció un comentario patético pronunciado por un niño de primaria.

Niega con la cabeza. Se ha encontrado con niños de primaria que insultan mejor que ella.

Visto desde esa perspectiva, cualquier persona puede insultar mejor que ella si se lo propone, dado que en primer lugar, no recurre a los insultos.

Colisión Where stories live. Discover now