Capítulo 14

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—Recuerda que debes volver temprano para armar tu maleta.

Anh intenta que esa afirmación no le arrebate la sonrisa.

—Sí, mamá. Volveré temprano

Sus brazos la rodean con fuerza.

—Te amo. Te extrañaré.

Su mamá rueda los ojos.

—Solo serán unas horas.

Ella niega con la cabeza.

—No me refiero a eso.

—¡Nos veremos el proximo fin de  semana!

Ella asiente, esforzándose para no mostrar emoción alguna.

Se mira al espejo antes de salir lleva una camisa holgada y un pantalón corto además de un bolso con agua, protector solar, su celular y una toalla.

Se relame los labios.

Mira su cuerpo durante un buen rato. Sus piernas y sus muslos. Luego sus ojos repasan su rostro, y algunas marcas en sus mejillas. Cierra los ojos. No quiere que ocurra otra vez.

Sucede de forma repentina. Puede mirarse al espejo una vez y solo ver su reflejo devolviendole la mirada.

Puede mirarse al espejo dos veces, y ver solo retazos. Las imperfecciones que conforman la imagen. Algunas tan mínimas que los demás no notan. Ella sí. Ella las nota. Y sabe que ellos también, solo las ignoran, o las juzgan en silencio.

La ultima es la que más le aterra.

Su mirada recorren sus ojos oscuros de pestañas cortas. Su piel, sus mejillas redondas. Se muerde el labio inferior y aprieta los ojos. No puede escapar de si misma. De sus propios juicios.

Es capaz de ver belleza en todo menos en sí misma.

¿Qué tan irónico es eso?

¿Cuál es la diferencia entre ella y el mundo?

No lo sabe.

Tampoco recuerda en que momento empezó a ver un estándar y notar que ella no encajaba en el.

¿Por qué le importaba tanto ser parte de ese estándar?

¿Qué importancia tenía ser considerada "bonita"? ¿Cuál es el sentido si ella mejor que nadie sabe que la belleza real no es algo tangible?

¿Acaso los humanos nacen para ser bonitos? ¿Solo eso?

El pensamiento la golpeó. Esta vez como una afirmación. No una pregunta.

Los humanos no nacen para ser bonitos.

No existen solo para ser un complemento que se vea estético. Son más que eso.

Son pasión, sus temores, sus sueños, los gestos insignificantes que nadie más nota de ellos, la huella que dejan.

Son emociones, son decisiones, son confesiones, son lo que aman, los ideales a los que se sujetan, los valores que defienden, las creencias que afirman.

¿Cuál es la utilidad de ser atractivo? ¿Le servirá eso más que la experiencia o el conocimiento? Al menos, eso es duradero, en cambio la belleza es efímera.

¿Por qué no crear ella su propio estándar de belleza? Un estándar propio. Un estándar en el que encaje. Un estándar que le de una razón para resistir a lo que los demás consideran belleza.

El tamaño de las caderas, lo diminuto de la cintura, la circunferencia de los glúteos. El tamaño de los ojos, el largo de las pestaña, lo delgado y definido del rostro.

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