Capítulo 11

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El nombre de Amanda aparece en la pantalla de su celular y ella lo toma con prisa. Se escriben casi todos los días. La conoció porque estudió por un largo tiempo en su instituto, luego se mudó, dejando el pequeño pueblo costero atrás.

Amanda le llegó a mencionar que era una posibilidad que al graduarse terminará viajando a otro país, lejos de Venezuela. No le parece algo extraño. Es muy común que las personas busquen oportunidades, en especial las personas de su edad.

Ella debería preocuparse por prepararse y tener más claro todo. Está empezando a organizarse pero sigue estancada en el mismo lugar. Ya debería saber que carrera y en que universidad estudiará.

—¡Hola Amanda!

—¡Hola!

Unos gritos de fondo resuenan en el celular.

—¡Es mío!

—¡No, tú ya comiste más de tres!  ¡Amanda dile que es suficiente!

—¡Lea, Ary! ¡Si van a matarse por un churro lo hacen afuera!

—¡No es solo un churro, son varios!

—¡Decidanse y comportanse como personas civilizadas o me los comeré todos yo!

Un suspiro se escucha del otro lado.

—Saluda a Lea y Ary de mi parte. Son tan encantadoras como siempre.

Murmura, Ana. Las hermanas de Amanda son un amor. Si les caes bien. Si no, pobre de ti

—Cuándo terminen de discutir. No quiero entrometerme. La última vez Ary saco un cuchillo de la cocina.

—¿No mató a nadie?

—No. Para mi fortuna, no. Mamá me echaría la culpa.

Una risita se escapa de sus labios, pero un suspiro suena al otro lado de la línea.

—Tengo que hacer la cena, además de terminar las tareas. Hice ejercicio hace un rato, pero aún no me he bañado...

Amanda empieza a susurrar en voz baja todo lo que tiene que hacer. Ana sonríe, le encanta que le cuente todo lo que tiene que hacer, incluso aunque sea insignificante. Le gusta perderse en esos detalles. Especialmente cuando se trata de ella.

—¿Estás con tu mamá? Me mencionaste que el fin de semana no pudiste quedarte con ella y que para compensarte pasarías toda la semana.

—Sí, de hecho es mejor así. Es una semana de descanso.

—Una muy merecida, cabe destacar.

Hace una pausa.

—¿Cómo te sientes?

—Estoy con mamá. Con ella siempre estoy bien.

A pesar de que Ana no puede verla, está segura que está sonriendo.

—Disfruta estos días, ¿Bien?

—Eso haré. ¿Qué más ha pasado? Necesito un resumen de toda tu semana, no hablamos casi. Es un caos aquí, llego un estudiante nuevo y...

—¿Alguien nuevo? Un milagro, ¿Quién es?

—Una sensación, eso te lo aseguro, casi le han erigido un pedestal en su nombre, todos se le han abalanzado encima, tiene un club de fans asegurado. Se llama Joshua. Y me está ayudando con matemáticas.

—¿Qué? ¿El chico nuevo que todos aman te está dando tutorías? Por lo visto la que necesita un resumen de la semana, soy yo.

Ana se enconge.

Colisión Where stories live. Discover now