Capítulo 9

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Anh observa con una mueca el resultado del examen. Ha repetido la prueba en la que saco 15, y su resultado ha sido una puntuación perfecta, al igual que la repetición del examen pérdido de química.  Parpadea, con su corazón aporreando sus costillas.

El resultado de su examen de matemática, para su infortunio no corrió con la misma suerte.

12/20

Eso es decepcionante. Vuelve a mirarlo. Más del tiempo que debería. Piensa en las horas que paso practicando los ejercicios. En todo lo que dejo de hacer para sacar un promedio decente.

Suelta un suspiro y dobla el examen.

Una mirada se posa sobre ella, ya se ha acostumbrado al chico que la observa con tanto descaro. Las miradas se han vuelto más prolongadas e intensas, y ella tiene el presentimiento de que quiere decir algo solo que no se anima a acercarse.

O teme que ella confiese algo de lo que vió. No lo ha hecho, ni piensa hacerlo, no es asunto suyo y caería muy bajo si intentará usar eso en su contra. Lo que sucedió lo ha olvidado hace mucho.

Josh parece actuar cauteloso al respecto, camina con cuidado y premeditando cada paso, un animal listo para defenderse ante el primer ataque. Anh, solo lo ignora. Sabe lo que es tener miedo.

Es un poco difícil ignorarlo cuando Joshua se ha intentando acercar en múltiples ocasiones y algo parece retenerlo en cada una de ellas, así que termina diciéndole nada. Ahora, el castaño la observa de reojo, por encima del hombro.

—Puedo ayudar con eso.

Sus ojos se encuentran con los suyos, y Ana parpadea luchando por entender a que se refiere.

—¿Eh?

—Puedo ayudarte. Con matemáticas.

Ana hace una mueca, no. No  le pedirá ayuda a un chico que solo quiere aprovecharse de sus debilidades.

—No. Me va bien en esa materia. Gracias por el ofrecimiento.

—Tus calificaciones señalan lo contrario.

No debería ofenderle un hecho.

—Una mala racha.

—¿A eso le llamas no practicar suficiente?

—¿Insinúas que soy perezosa?

—Eso lo añadiste tú.

Resopla exasperada.

—Me recuperaré.

—¿Me lo dices a mi o a ti misma?

Ella lo observa por un segundo.

La ha hecho dudar. Pero no va a dejar que él vea eso.

—A nadie en particular.

—¿A la chica invisible del fondo, quizá?

—Quizá.

Su respuesta la hace sonreír. Aún recuerda lo de la chica invisible del fondo.

Algo dentro de ella se ilumina cada vez que alguien recuerda un fragmento de conversaciones a primera vista insignificantes.

Esos recuerdos terminan volviéndose los que más peso poseen.

Él castaño la examina por un momento.

—Con una vez a la semana sería suficiente para que estés al día. Una hora de práctica.

—Lo tomaré en cuenta.

—Por favor, es mucho mejor vencer a alguien que tiene tus mismas habilidades. No me decepciones.

Una sonrisa se formó en el rostro de Ana.

Colisión Where stories live. Discover now