16.

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Dejando a Mahito en el sofá jugando con Umiko, Suguru sale al balcón en busca de Satoru que había salido minutos atrás a tomar un poco de aire fresco.

Sin decir nada, Suguru mira a Satoru como si fuese un crucigrama sin resolver y toma la mano del albino.

— Lamento haberme alejado un poco. — susurró el de cabello negro. — Mi intención no es hacerte sentir mal. — Satoru lo miraba un poco triste.

— ¿Entonces, por qué ya no quieres pasar tiempo conmigo? — Suguru chasqueó sus dientes.

— No es eso, solo... — Suguru miró los azules ojos de Satoru. — Solo... — relamió sus labios.

— ¿Solo qué, Suguru? — el mencionado apartó la mirada.

— He estado muy ocupado estos días. — Satoru lo miraba todavía triste.

— No digas mentiras. Si te aburriste de mí, yo... — Suguru apretó su mano volteándolo a ver.

— No vuelvas a pensar algo como eso. — Satoru lo miró con ojos muy abiertos. — Jamás me aburriría de ti. — el albino miró a los labios del más bajo.

— ¿Entonces, por qué te alejas? — Suguru suspiró y soltó la mano de Satoru.

— Te estoy diciendo la verdad, he estado ocupado. — Satoru asintió lentamente sin creerle ni una palabra.

— Está bien. — susurró Satoru haciendo que Suguru lo mirara.

— Te juro que no es tu culpa nada. — Satoru asintió sin mirarlo. — Satoru...

— Sí, está bien. Lo tengo. — respondió rápidamente para salir del paso. Se estaba sintiendo tan estúpido.

— Te prometo que volveré a ser el de antes, solo dame tiempo. — Satoru lo miró.

— ¿Para qué?

— Para que mejore mi vida. — Satoru lo miró sin comprender.

— ¿De qué hablas? — Suguru apartó la mirada.

— Solo confía en mí, ¿sí? — Satoru entrecerró sus ojos.

— Está bien. — Suguru sonrió y se acercó al albino para depositar un dulce beso en su mejilla.

— Todo volverá a la normalidad, Satoru. — el albino asintió.

Al día siguiente, Satoru ingresa al hospital en la mañana para recoger unos papeles que necesitaría para el viaje. Nanami le dio las indicaciones adecuadas para que tuviera un buen viaje con Shoko e incluso le sorprendió un poco saber que el rubio les había alquilado un carro en Italia para poderse transportar cómodamente.

— Todo está listo.

Nanami acomodó sus lentes y miró hacia su computadora para seguir trabajando. Su atención se regresó a Satoru cuando se dio cuenta de que el albino seguía parado frente a él sonriendo de manera extraña.

— ¿Qué pasa contigo? — preguntó el rubio enarcando una ceja. Satoru apartó su mirada mientras su sonrisa crecía.

— Así que estuviste en un intercambio hace unos meses en Tampa... — Satoru lo miró sin que su sonrisa desapareciera. Nanami estaba empezando a asustarse por esos grandes dientes brillando ante él.

— ¿Y eso qué? — Satoru se encogió de hombros.

— No lo sé, ahora que lo pienso... nunca contaste mucho sobre esa experiencia. — Nanami aclaró su garganta y volteó a ver a su computadora.

— No hay nada que contar. — dijo intentando sonar tranquilo.

— Ya veo. — Satoru dio media vuelta y comenzó a caminar hacia la salida. — Me hubiese gustado escuchar tu versión. — Nanami lo miró un poco asustado.

— ¿De qué hablas? — Satoru volteó a verlo con una sonrisa curvada.

— Ya sabes... tu versión del pequeño desliz. — Nanami abrió sus ojos como platos y Satoru volvió a seguir caminando.

— Gojo Satoru, vuelve aquí en este mismo insta...— Satoru cerró la puerta tras de sí mismo y caminó de prisa hacia la salida riendo.

Al llegar a su departamento, se sorprendió un poco cuando vio a Suguru sentado en su sofá tomando té.

— Hey. — saludó Suguru. Satoru estaba un poco desconcertado.

— ¿Cómo entraste? — Suguru curvó una sonrisa.

— Vamos, no me digas que estás preguntándole eso a quien te abre la puerta cada vez que te quedas afuera. — Satoru apartó la mirada soltando una pequeña sonrisa al darse cuenta de que había sido una tonta pregunta.

— ¿Qué haces aquí? creí que estarías trabajando. — Suguru puso la tacita de té en la mesita frente a él y curvó una sonrisa.

— Quería... quería despedirme de ti. — Satoru lo miró con una sonrisa en sus labios y se acercó al pelinegro.

— Solo serán unos días, volveré rápido. — Satoru se sentó a su lado y comenzó a peinar los cabellos del contrario. — Si me extrañas, llámame y hablamos.

— Te extrañaré todas las horas del día. — Satoru le dio un pequeño beso en la mejilla ocultando su sonrojo.

— Oye... ahorita que fui a la farmacia a comprar pastillas para el mareo, Mahito venía saliendo. — Suguru miró al albino. — ¿Estás bien? — el pelinegro enarcó una ceja.

— ¿Qué? ¿Por qué preguntas eso? — reía de forma nerviosa.

— No sé, Mahito salía de la farmacia con una bolsa transparente donde se notaban jeringas, algodón y quién sabe qué otras cosas que no pude ver bien. — Suguru apartó la mirada.

— Sí... eso no es nada. — volvió a reír de forma nerviosa haciendo que Satoru ladeara un poco su cabeza sin creerle.

— ¿Es Umiko? — Suguru negó rápidamente.

— No, no. No es nada, en serio. Solo son cosas de él, no lo sé, quizá quiere practicar. — Satoru entrecerró sus ojos.

— Ammm... Suguru, sabes que puedes contarme todo, ¿cierto? — Suguru asintió. Satoru no estaba muy convencido de que el pelinegro decía la verdad, pero optó por no seguirlo fastidiando con preguntas.

— Yo te diría todo, Satoru, créeme. — el albino miraba a los oscuros ojos del pelinegro. Imposible que Suguru pudiera mentirle mientras lo miraba así.

— Está bien. — Satoru dio un pequeño beso en los labios de Suguru. — Confío en ti. — Suguru sonrió y tiró del albino para que lo abrazara.

La sonrisa de Suguru se borró lentamente. El pelinegro no sabía si estaba cometiendo un error grandísimo en ocultarle su condición física a Satoru o si estaba haciendo lo correcto en no darle más preocupaciones, pero, por ahora, seguiría ocultándolo. Lo último que quería Suguru era agregar trabajo a la agotadora agenda del albino.

— Oye... — comenzó a hablar Satoru llamando la atención de Suguru. — Vi que abrieron un Kfc en al esquina. — Se alejó un poco para mirarlo a los ojos. — ¿Quieres ir cuando regrese? — Suguru sonrió.

— ¿Es una cita? — Satoru sonreía mientras asentía.

— Es una cita.

Cornelia Street. [SatoSugu]Where stories live. Discover now