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Los brazos de Satoru estaban comenzando a temblar. Era 23 de diciembre y hace más de una hora estaba sosteniendo un montón de cajas que Umiko había sacado de quien sabe dónde para decorar la mesa para la cena de noche buena del día siguiente.

— Mmm, todavía no me decido. — decía la pequeña sosteniendo un ángel pequeño de vidrio mientras miraba a la mesa que todavía no organizaba para nada.

— Umiko, mis brazos duelen un poco, ¿sabes? — informó Satoru mirando a la niña un poco cansado.

— Pues, pon las cajas el piso, duh. — dijo obvia haciendo que el ojo de Satoru temblara un poco.

— Iba a hacerlo hace un rato y te quejaste diciendo que los adornos de vidrio podrían romperse. — Umiko se encogió de hombros.

— Ya no importa, creo que no decoraré la mesa ya. — Satoru enarcó una ceja.

— ¿Por? — la niña hizo una mueca.

— Da igual, de todas formas, en unos días se va a quitar toda la decoración y las luces. — Satoru puso las cajas en el piso y estiró un poco sus brazos.

— Podemos dejar las luces hasta enero. — Umiko lo miró.

— A papá no le gusta, las quita el primero de enero. — Satoru hizo una mueca.

— Qué aburrido. — Umiko sonrió un poco. — Oye, ¿qué pediste de navidad? — preguntó el albino emocionado.

— Nada, a papá no le alcanza el dinero para comprarme algo. — dijo casualmente la niña.

— Pero, venga, no debías pedírselo a tu papá, debías hacerlo con Santa. — Umiko enarcó una ceja.

— Sé que eso no existe. — Satoru se hizo el sorprendido.

— ¿Qué? claro que existe. — Umiko negó con la cabeza sonriendo.

— No te apures, papá me lo dijo. — Satoru suspiró.

— Suguru no es muy amante de la diversión, ¿cierto? lo llamaré el Grinch. — Umiko soltó una carcajada. — ¿A qué edad te lo dijo?

— Mmm, siempre lo he sabido. — Satoru la miró decepcionado.

— ¿Nunca te mintió con lo de santa? — Umiko negó con la cabeza. — Booo, qué triste.

— Da igual, no lo veo necesario. — Satoru chasqueó sus dientes, era un poco triste para él saber que Umiko no había tenido ese tipo de emoción por los regalos en la navidad.

— ¿Entonces, solo te daba los regalos y ya? — Umiko frunció el ceño.

— No, ¿tenía que dármelos? — Satoru tragó saliva.

— Pues, es una tradición. — Umiko miró al frente.

— No, papá no me da regalos en navidad. — miró a Satoru. — Pero está bien que sea así. Prefiero no tener regalos que pasar hambre. — Umiko sonrió haciendo que Satoru apartara la mirada.

— Entiendo. — susurró el albino.

El pasado 13 había cumplido la niña y solo hicieron una pequeña celebración. Satoru no vio regalos, pero pensó en que, tal vez, Suguru estaba guardándolos para esta ocasión. Satoru estaba equivocado.

— Hey, ¿qué tanto hablan? — Suguru salía del baño secando sus cabellos con una toalla.

— Satoru me preguntaba sobre la navidad y si me dabas regalos. — las manos de Suguru dejaron de moverse y miró al albino. Satoru notó que el pelinegro estaba apenado.

Cornelia Street. [SatoSugu]Where stories live. Discover now