capítulo 11: 300 años antes...

8 5 0
                                    


"Perder a alguien quema, arde, y consume, puesto que no hay cura que calme aquel dolor, solo guardar en nuestras almas, a quien formó parte de nuestra vida".


********

///HACE MUCHO TIEMPO///

— ¿Qué harías si te dijeran qué vas a morir en 24 horas? - Pregunté al hombre que amaba con toda mi alma.

— Simplemente no lo pensaría, y haría algo que me hace feliz, como estar contigo - él me sonrió.

— ¿y el tiempo?- dije mordiendo mi labio inferior.

— Puaff, ¿para qué pensar en el tiempo? cuando sabes que vas a morir, tampoco lo pensaría, y lo dejaría de lado, dejaría de lado todo, menos a tí querida. - Eso hizo que mi corazón palpitara fuerte.

—  ¿y...solo eso? - me miró- no vas a hacer cosas como: Saltar de un avión, comer el último pescado, viajar... - me interrumpió a medio hablar.

— ¿Por qué cuando moriría y no en vida?- me quedé pensativa ante su pregunta.

— tienes razón, yo también apartaría todo, y estaría contigo... - Le aseguré.

— Como ahora -Asentí.

— Como ahora- repetí también

— Pero ahora yo te pregunto una cosa a tí...- pausó por unos segundos, y me tensé por un momento.

— Puedes preguntar lo que desees Sam..

— Dime Susan... - ví como se acercaba hacía mí - estarías dispuesta a compartir no solo tu vida conmigo, sino cada segundo de tu tiempo, hasta que te canses de mí.

— No podría cansarme de tí Sam, de tí no... - Le aseguré.

— Cásate conmigo... - Pidió.

— Sam yo...

— ¡Jamás! ¡no lo permitiré!- La figura encapuchada lanzó un dardo envenenado, venía en mi dirección, no podía moverme, ¡moriría aquí!

Cerré los ojos y esperé... pero nada, el cuerpo de Sam me cubrió con sus brazos, y luego cayó... Rhastan se echó a perder entre la neblina de nuestro balcón, dejándome en shock, me acerqué a Sam, que yacía retorciéndose del dolor.

— ¡No! - Grité horrorizada.

—  S... Susan... - Balbuceó- Lo siento...- su mirada tenía desesperación y tristeza, era mi culpa no había podido hacer nada por él...

— Lo voy a...- mis lágrimas amenazaban con salir, así que apreté mi cara contra su pecho luego la alejé y noté una caricia suya en por mi mejilla.

— No hay nada que se pueda hacer, no es como lo imaginé, pero estás tú, y eso me hace feliz, siempre te amé, y recuerda que siempre te cuídare, te amo Susan... - su mano se desvanece y cae al piso frío, mientras que sus ojos se cierran, grito de dolor, un dolor desgarrante, un dolor profundo...

— Yo también te amo Sam, pero no me puedes dejar, ¡¡¡Sam!!!! - grité desesperadamente, pero ya no me oía... ya no estaba....

Desde ese día aunque llegaran el cuerpo médico y la policía con 10 minutos de atraso, Sam él... todo cambió...

Marca: Susan Mickey.

Mitad ExperimentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora