Capitulo 33: Sophía.

5 1 0
                                    


Sophía:

Para mí, la vida nunca fue fácil, no si perteneces a una familia de alto rango privilegiada que te pide que sacrifiques tu felicidad por su propio  conveniencia, mi madrastra siempre me decía:

Hace unos años atrás:


— ¡Así no Sophía! - Al solo escuchar su voz gritándome con fuerte detenimiento de ira me estremecía mordisqueando mi labio. (una costumbre qué tenía cuando los nervios se apoderaban de mí). - ¿Por qué no puedes ser cómo tus hermanas niña?, mira a Leila, ahora a Seil, aprende de ellas. - La ví como negaba con la cabeza.

"Porque yo soy yo señora Abby, soy Soph" pensé más para mí que decirlo en voz alta.


— Mejor mandemosla al kinder, ahí aprenderá más rápido madre. - La sonrisa burlona de Leila hizo que apretara los puños, pero no iba a darle el gusto, no después de cuando llegué con Seil a esta mansión. Leila es la hija mayor de la señora Abby, la que le decimos madre.... Puesto que Seil es de otro compromiso, pero eso es lo de menos, a la señora Abby no le importamos solo quiere hacer que su venganza sea pagada.

— Así se coge una cuchara, ¿entendiste Sophía? - Dijo la señora Abby dejando la cuchara a un apartado de donde comía.

— Sí, madre. - Luego de intentarlo por onceava vez a la final salí triunfante de aquella clase, aunque Leila me fastidiara.

— Hay mucho que tienes porque aprender y ustedes también mis niñas. - Señaló a mis dos hermanas.

— ¿Cómo lo haremos? - pregunté confundida.

— Oh, nena ya lo verás - sentí un escalofrío en mi piel al oírla decir eso.

*******

Tiempo después;

Tiempo más tarde las tres estábamos en un arduo entrenamiento, todos los días solíamos practicar, nuestros movimientos ya habían sido mejorados y teníamos más experiencia en el campo de batalla, sobre todo yo que adquirí cierta movilidad gracias a mis clases de ballet. Estábamos en el patio casi cerca de la piscina, me preparaba para dar un tiro fácil al objetivo con mi flecha, pero Leila pasando susurrando contra mí.

— Buena suerte perdedora y si es que la tienes.  - Alzó su barbilla y noté su sonrisa mala.

Ash.

Esa chica me ponía a rabiar, pero decidí ignorarla, aunque sonreí para mis adentros cuando me concentré en pegarlo al tablero qué tenía la flecha de Leila y solté la flecha qué pasó disparada a gran velocidad traspasando la de esta y rompiéndola, Leila abrió la boca.

— ¿Decías, hermanita? Y cierra la boca qué no es propio de tí - contraatacó Seil.

— Tks, ustedes no son mis hermanas, son simples aparecidas, nada más. - Escuché cómo se marchaba refunfuñando mientras la Señora Abby- mamá se acercaba a nosotras, sobre todo a mí.

— Nada mal, pero lo podrías hacer mejor, ahora todas a un baño, qué recibieran sus clases particulares - Dijo algo satisfecha.

Todos los demás días fueron tormentosos, tener que fingir ya no ser la chica alegre y divertida, sino alguien seria y fría como un témpano.

Mitad ExperimentoWhere stories live. Discover now