Prólogo

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El sol aún no salía, solo fue como una pequeña mañana en este día.

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Hoy fue un día del cual, Rina estaba con su vista a la nada. Su habitación fue igual de común para cualquier niña de su edad.

Tenia aproximadamente 6 años de edad, y solo tenía lo típico de siempre.

Estaba vestida con una camiseta blanca común, junto con uno pantalones pequeños de color azul oscuro. Era lo que ella tenía con ella. Usaría otra cosa de ser necesario.

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Si tuviera algo más.

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Un armario, una mesita de noche, una cama,  todo tipo de cosas que una niña podía tener. Pero... aunque fue cómodo para ella, aun habían cosas de las cuales ella no estaba desacuerdo.

Su habitación demasiado pequeña. Solo alguien como ella podía caber hay. La unica iluminación que ella tenia era su ventana, y un foco. Solo eso.

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Se levantó de su cama, y empezó a caminar por su habitación.

Ella tenía tenía cabello rojo sangre. Aunque tenía una mecha castaña pasado por su flequillo. O lo que parecía ser una antena que sobre salía de su cabeza. Aunque fue raro. Ella debió decir que se parecía en algo a su madre en un aspecto. Sus ojos fueron azul verdoso, como los de ella. Su piel fue igual. Pero al parecer, siempre fue alguien diferente a su edad.

Se camino habia la puerta de habitación, vistiendo nada más que una camiseta blanca y un pantalón gris acolchado.

Abrió su puerta, y miro el pasillo.

Al parecer, ella era la que siempre se levantaba temprano.

Aunque aveces no quería más que dormir por más tiempo.

Después de eso lo único que le pasaba por la cabeza era hacer sus cosas de día a día, pero ya estaba empezando a cansarse de todo eso todos los días de su vida.

Actualmente, ella vivía en una enorme mansión.

Aunque no lo dijo, fue un poco exagerado tener que vivir de tal forma, suponiendo que solo usaban la casa para vivir, perp también lo usaban para otras cosas.

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Gemido.

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Ella no se detuvo al escuchar lo que sucedía.

Naturalmente, ella siguió su camino, como si escuchar ese no fuera importante para ella.

Ya estaba más que aburrida siempre escucharlo, junto con los golpes que porvenian del piso de arriba.  Fue bastante molesto, y ella debió de soportarlo.

Ella no era estúpida como para no saber lo que sucedía.

Nadie lo sabía.

Pero ella era demasiado madura para su edad. Su mente se elevo, además de ser más que curioso por las cosas, que tener leerlas y verlas. Sacar conclusiones y emociones.

Era calculadora más que todo.

Su mente se elevo más que cualquier cosa. Aunque no era inteligente para nada, nunca fue una niña inocente que no sabía de las cosas que sucedían en la mansión.

Más gemidos provenían del piso de arriba, más mujeres en el lugar, y solo pudo reconocer a 2 de ellos.

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