Capítulo 16

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33 días en la Tierra 89-81.

El golpeteo de los zapatos de Loki contra el piso se escuchaban por uno de los blancos y casi infinitos pasillos del hospital. Miraba al frente con el ceño fruncido y sus puños apretados, sintiendo como sus uñas se enterraban en la palma de su mano. Era evidente que estaba enojado, todo el hospital se daba cuenta de ello. Los doctores y doctoras pasaban a su lado casi corriendo, mientras que el más distraído niño se quitaba de su camino cuando veía a Loki a punto de pasar a su lado. Algunos podrían jurar que la bata que traía estaba flotando o que pequeños destellos verdes salían de sus manos y ojos, pero nadie podía confirmarlo, parecía una ilusión óptica o una alucinación. Total, todos seguían creyendo que era el doctor londinense apellidado Hiddleston y no el Dios de las Mentiras llamado Loki.

Se detuvo enfrente de la puerta blanca hecha de madera con el apellido de Stephen en la puerta. Ni siquiera tocó, solo tomó la manija, la giró y entró gritando: -¡Me han despedido!

-Vaya, debió ser una sorpresa gigante -respondió Stephen con una sonrisa burlona.

-Qué chistoso. -Loki lo miró seriamente.

-Lo siento, pero tienes que admitir que es gracioso.

Loki se cruzó de brazos, se dirigió a la silla enfrente de Stephen, se sentó e hizo un mohín. Stephen soltó una carcajada.

-¿Ahora harás una rabieta? -preguntó divertido mientras se paraba de su asiento con un libro entre sus manos y se dirigía al librero que había ahí.

Loki lo siguió con la mirada mientras continuaba con el "puchero" entre sus labios.

-Eso sucede cuando no se cumplen los contratos. -Continuó Stephen.

Loki no respondió, solo dejó de apretar sus puños.

-Además, pensé que te volverías un vengador. -Volvió a hablar Strange con un tono burlón.

El asgardiano relamió sus labios antes de soltar una risilla sarcástica-. No cambies el tema.

-No entiendo por qué estás tan molesto, debiste esperarlo. Palmer te lo advirtió.

-Lo sé, pero no esperaba que sucediera. -Hizo ademanes con sus manos.

Stephen negó divertido mientras sacaba una caja de guantes de un cajón.

-Tal vez podrías darme dinero -dijo, sin más, Loki.

Strange soltó la caja-. No hablas en serio, ¿o sí?

-¿Por qué mentiría?

-Porque te encanta hacerlo.

Loki alzó una ceja.

-Amas mentir tanto como amas ganar. -Stephen simuló una boca con su mano-. Mientes y mientes y mientes.

-Solo dame un poco.

-Consigue otro trabajo.

-Oh, vamos, se lo darías a Tom sin dudarlo, ¿por qué Loki es diferente?

Stephen se agachó para recoger la caja del suelo mientras decía: —¿De verdad quieres que responda?

La pregunta le provocó a Loki una extraña sensación. Como un pequeño golpe en su pecho. Uno apenas perceptible, pero aun así molesto. Se arrepintió de haber hecho esa pregunta en cuanto Stephen respondió. No quería escuchar decirle que porque Tom era mejor que él, o porque Tom y Stephen sí eran amigos... o porque lo amaba.

Strange se encontraba de espaldas a Loki antes de retomar la conversación y preguntar: -¿No vas a contestar? -Al mismo tiempo que se daba media vuelta para mirar a Loki de nuevo. Esperaba ver al Dios de las Mentiras sentado en el mismo lugar que minutos antes, pero ahora se encontraba enfrente de él, a escasos centímetros. Los ojos verdes de Loki lo miraban fijamente, mientras que Strange se quedaba paralizado. Sentía su corazón latir a gran velocidad, al tiempo que Loki daba un paso más hacía él.

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