Capítulo 21: Tierra 90-10

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41 días en la Tierra 90-10

La respiración de Tom se hacía más agitada conforme los segundos avanzaban. Su pecho se inflaba y desinflaba casi al instante y un par de gotas de sudor adornaban su frente y cuello. Incluso podía sentir sus manos y brazos entumecidos, mientras concentraba toda su atención en un punto.

Llevaba semanas haciendo lo mismo durante cuatro horas seguidas. Frigga le había prometido enseñarle a usar su magia, pero lo único que lograba era estresarse por todo. Su magia parecía negarse a hacer presencia cuando él quería, mientras que cualquier mínimo sentimiento intenso provocaba su desborde.

-Sé que puedes, cariño. Solo concéntrate. -Frigga permanecía unos metros a su derecha, observando cómo Tom desplegaba su magia.

Tom cerró los ojos e inhaló profundamente, tratando de controlar la energía mágica que fluía dentro de él. La habitación estaba impregnada de un aire tenso.

A Tom le causaba conflicto que la reina le dijera esos sobrenombres. Sabía que era la madre de Loki y que seguro lo hacía para hacerlo sentir mejor y como en casa, pero entre más trataban, menos se sentía cómodo. Como si algo dentro de su cuerpo se negara a pertenecer ahí. Como si fuera aceite mezclado con agua.

También podía sentir la mirada curiosa de Thor desde una silla de la sala. Desde que había llegado, Thor no se despegaba de él. Era lindo, sin embargo, los últimos días no se había sentido con el humor para que el dios lo acompañara a todas partes.

No lo malentiendan, amaba pasar el tiempo con Thor, se divertía como nunca lo había hecho. Cada instante con él, se sentía como una aventura única y linda. Se sentía libre y podía sentirse él y no Loki por unos instantes. Pero la sensación comenzaba a desaparecer.

Sentía sus dedos tensos al tratar de sostener el hechizo.

Tom sabía que Loki no era muy allegado a nadie. No tenía amigos, o al menos no los tenía en ese momento. La gente le temía y prefería caminar en dirección contraria a él y los amigos de Thor habían decidido que él no era lo suficientemente intrépido como para ser parte de ellos. Prácticamente estaba solo. Y odiaba esa sensación.

Odiaba sentirse solo, odiaba que la gente le diera la espalda y odiaba más ser él.

Todo lo que pasaba le provocaba un sentimiento desolador, el mismo con el que estuvo luchando desde que su padre murió y desde que vio su rostro azul en el retrovisor.

Sus manos se tensaron más.

-Casi lo logras. -Volvió a hablar Frigga.

Tom abrió los ojos lentamente, mirando fijamente el objeto que estaba tratando de transformar con su magia. Un libro antiguo reposaba sobre la mesa frente a él, y sus manos temblaban ligeramente. La frustración comenzaba a apoderarse de él.

-¿Lograr qué? -preguntó, desviando la mirada hacia Frigga.

-Lograr dominar tu magia, cariño -respondió ella con una sonrisa tranquilizadora.

Tom frunció el ceño, sintiendo cómo la ira comenzaba a burbujear dentro de él.

¿Qué había logrado él hasta ahora a parte de estresarse por todo? Y no hablaba de ese instante. No hablaba de estar en Asgard en ese momento. Sino de todo. De alguna forma sentía que haber intercambiado vidas con Loki era una clase de castigo por todo lo malo que había hecho en su vida. Por haber tratado mal a su familia e incluso a Verity y Stephen.

Toda su vida sintió que había algo en él, una oscuridad en el fondo que salía de vez en cuando. ¿Acaso era parte de ser un Loki? Tal vez lo era, pero no estaba seguro de esa respuesta.

En más de una vidaWhere stories live. Discover now