Capítulo 18

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39 días en la Tierra 89-81.

Si algo agradecía Loki en ese instante era no ir a trabajar. Todo parecía más calmado y relajado desde que lo despidieron del hospital. ¿Debía preocuparse por el dinero? Tal vez. ¿Lo hacía? No. Total, todavía no lo habían sacado del apartamento ni tampoco le habían cortado la luz. Sí, la comida comenzaba a escasear, pero cuando se acabara comería todos los días con su hermano. Al cabo que a Stark le sobraba dinero.

El asgardiano estaba sentado en su sofá, con los pies en la mesita enfrente de él. La música sonaba a todo volúmen, como todos los días desde que dejó de trabajar. No prestaba mucha atención a la melodía, pues su ojos solo estaban puestos en la conversación que tenía en su celular. Hablaba con Thor sobre decenas de cosas; sobre la vida de Loki en su mundo, sobre lo que a Loki le gustaba, sobre los libros que Loki había leído; prácticamente cualquier cosa que al Dios de las Mentiras le gustara. Loki no sabía si realmente hablaba con su hermano, pues la forma de escribir entre mensaje y mensaje cambiaba de vez en cuando, lo que lo hacía sospechar que Natasha Stark podría estar ayudándolo a mandar mensajes, algo que lo divertía.

Ya había pasado más de un mes desde que llegó a aquel mundo, aún no sabía dónde estaba el libro ni cómo podía volver, pero se estaba acostumbrando a su vida en Midgard ahora. No era tan mala como algún día pensó, aunque claro, jamás se compararía con Asgard. La Tierra simplemente era... acogedora. Y lo era aún más en ese mundo porque jamás intentó conquistarla, pero esas eran pequeñeces.

Su timbre sonó, como siempre a esa misma hora. Ya sabía quién era, por lo que no se molestó en hablar, simplemente bajó un poco el volúmen de la música, se paró y abrió la puerta. Verity traía dos bolsas repletas de comida; huevo, leche, verduras, carne, entre otros.

—Te traje la despensa —comentaba Verity con una sonrisa mientras enseñaba lo que había traído.

Loki esbozó una sonrisa mientras le quitaba una de las bolsas y caminaba hacia la cocina.

—Supongo que ahora comeré por otras dos semanas más —decía al mismo tiempo que ponía las bolsas en la barra de la cocina. Con un poco de magia decidió levantar los víveres y acomodarlos donde pertenecían.

Verity lo miró divertido—. Veo que ahora eres Matilda.

—La vi hace un par de días —rió—. Sirve para medir cuánta magia he recuperado. —Las bolsas ahora estaban vacías—. Espero pronto poder crear ilusiones y cambiar de forma.

Ty se sentó en una de las sillas que había en la barra de la cocina—. ¿Y en qué piensas convertirte cuando puedas hacerlo?

—Oh, esa es una sorpresa —sonrió con un toque de malicia al mismo tiempo que tomaba las bolsas y las depositaba en el bote de basura.

—Esa sonrisa nunca me da confianza —Verity siguió a Loki con su mirada, mientras él iba por su celular a la mesa de la sala.

—Yo siempre tengo esta sonrisa —ensanchó su sonrisa un poco más, antes de tomar su celular y leer los mensajes que había recibido.

Verity observó la expresión de Loki mientras mensajeaba. La sonrisa que tenía antes, casi había desaparecido, en cambio parecía ansioso y un poco preocupado. Aquello hizo que un pequeño dolor punzara el pecho de Verity.

—¿Hablas con Strange? —preguntó Ty.

—No, en realidad es mi hermano —contestó Loki sin dejar de mirar el aparato—. Volví a tocar lo de Asgard y sigue sin parecer muy seguro. —Alzó la mirada.

—¿Y realmente te va a llevar?

—Yo espero que sí —Loki bloqueó su celular y se dejó caer en el sillón—. Confía más en mí, pero creo que no le he dado una razón suficiente para que me lleve a Asgard —su mirada se dirigió al techo—. Creo que una parte de él sigue sin creerme.

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