Capítulo 11

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27 días desde el deseo.

Loki observaba a las palomas volar entre los edificios mientras soltaban una que otra pluma a causa del viento. El sol estaba en el punto más alto del cielo y sus rayos iluminaba a todo objeto y ser vivo debajo de él, se veía deslumbrante y hermoso, algo que no admitía muy seguido. El ruido de los autos y el bullicio de las personas no se escuchaban a esa altura, lo que le aliviaba en gran medida, aunque ya se estuviera acostumbrando a ello.

Observó un helicóptero alzar vuelvo desde la punta de un edificio. Cuatro semanas, ya casi cumpliría cuatro semanas de estar en Midgard; realmente ya no le molestaba tanto como en los primeros días, ya se había acostumbrado al pequeño hogar de Thomas y a la compañía de su alegre madre, quien se iría en un par de días. Si lo pensaba con detenimiento, Loki era feliz en ese mundo, de hecho, era más feliz de lo que alguna vez fue en su mundo. Le agradaba estar ahí, le agradaba no ser mirado con odio y desprecio, le agradaba tener amigos y por sobre todo le agradaba ser admirado. La gente comenzaba a pedirle fotos y autógrafos cuando caminaba por las calles de Nueva York, la gente comenzaba a agradecerle por su heroísmo, y si Loki era sincero, eso le gustaba bastante.

-Si sigues pasando tiempo en mi consultorio y no en el de Tom, te despedirán -advirtió Stephen con la mirada fija en él.

Loki dio media vuelta, a la vez que dejaba de lado el paisaje que ofrecía la ciudad y se concentraba en El Hechicero Supremo, quien se encontraba sentado en una silla de piel negra atrás de su escritorio-. Lo haría si supiera medicar -respondió con desdén.

-Sabes que puedo ayudarte.

-¿Metiéndote en mi cabeza? -cuestionó con una ceja alzada-. No creo que eso me sirva.

-Es la única forma y lo sabes. -Stephen desvió su atención y la concentró en su escritorio-. A todo esto, ¿qué pasó con Thor?

Loki bufó, cansado de explicar esa parte-. Insistí en que era su hermano y le di un par de pruebas. -Agitó la mano unos segundos, lo que mostraba la poca importancia que le daba al tema.

-¿Qué te dijo?

-Nada, en ese momento el loco de la máscara de calavera apareció y mandó a la nada nuestra conversación. -Cruzó los brazos.

Stephen no contestó, se limitó a poner uno de sus codos en el escritorio y la mano en la barbilla.

-Pero hay un plan B, ¿no? -Preguntó Loki, observando los casi imperceptibles movimientos del hechicero.

-Ese es nuestro plan B. Loki, si el libro no está aquí, quiere decir que está en Asgard.

-O en cualquier otra parte del Universo. ¿Qué pasará si voy y no está? -Preguntó desafiante-. ¿No volveré nunca?

Strange no contestó.

-¿Ves? Debemos buscar otra forma -Desvió la mirada del hechicero y se dedicó a observar un cuadro en la pared.

-Y la hay, pero regresarás con el cuerpo de él.

-No sé si te has dado cuenta, pero él y yo tenemos el mismo cuerpo, Stephen.

El mencionado rodó los ojos-. Pero el de él no está acostumbrado a tu magia, no sé si te has dado cuenta. -Dio énfasis a la última parte. Loki desvió la mirada con molestia.

-Lo estará -refunfuñó.

-En quinientos años.

Loki no contestó de inmediato, se limitó a cruzarse de brazos, fastidiado por la situación.

-A todo esto, ¿qué edad tienes? -Continuó Stephen. Esta vez su intervención venía acompañada con una ceja alzada.

-1056... o creo que eran 1070... -respondió dudoso.

En más de una vidaWhere stories live. Discover now