Capítulo 2

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Día 2 en la Tierra 39-81.

La mirada de Loki se mantenía firme, analítica; observaba a las diferentes personas que salían y entraban de la torre con ayuda de unos binoculares al mismo tiempo que hacía anotaciones, algunas muy vagas pero otras más detalladas.

Se encontraba en un café justo a unos metros de la torre Vengadora, había estado ahí desde la mañana, solo observando a las personas mientras trataba de idear un plan que lo ayudara a entrar. Portaba unos pantalones negros que había encontrado dentro del armario del tal Tom y una galante camisa de vestir color azul, ni siquiera trataba de ser discreto; incluso parecía ser que quisiera que todo el mundo lo notara; no, deseaba que todo el mundo lo notara, deseaba que alguien supiera quién era Loki y lo señalara como tanto se había acostumbrado. Tomó de nuevo los binoculares y volvió a observar, anhelando que su hermano saliera del lugar.

Un hombre calvo con maletín, una mujer de vestido rojo hablando por teléfono, un repartidor de comida china, un perro; repetía en su mente una y otra vez mientras veía ir y venir a las personas. Comenzaba a aburrirse, pero no sabía qué otra cosa hacer, todavía no tenía un plan y definitivamente no volvería a la torre a decir "créeme, Thor, soy tu hermano", cuando una vez lo habían corrido; no hacía falta otra humillación, él sabía muy bien hasta dónde llegar, al menos la mayor parte del tiempo.

Retiró los binoculares de su rostro para después ponerlos en la mesa y proseguir a tomar su decimocuarta taza de té; bebió un poco y volvió a posarla en la mesa. Se cruzó de brazos. Ya estaba harto, era oficial; su pie derecho golpeaba el suelo repetidamente mientras imitaba un ritmo, mostrando lo cansado que estaba de la situación. Miró sus piernas con una mueca, tratando de pensar en lo que haría a continuación, pero no se le ocurría algo más. Retomó sus binoculares y miró por última vez a través de los cristales; más gente aburrida salía y entraba, movió un poco su cabeza a la derecha para observar más, pero no encontró algo nuevo; intentó por el lado izquierdo, nada aún. Cuando estaba a punto de desistir, una cabellera rubia cruzó los cristales de los binoculares; aquello provocó emoción en él, poniéndolo nervioso. Tomó, lo más rápido posible el control de sus manos y sostuvo con fuerza el objeto; pero la cabellera rubia ya no estaba, el enfoque ahora era diferente y la persona que cruzó ya no se encontraba ahí. No sabía si el cabello le pertenecía -o no- a su hermano, pero quería creer que sí.

Decepcionado, se rindió, no tenía caso seguir viendo más hombres y mujeres aburridas salir de la torre, por lo que dejó los binoculares en la mesa, suspiró y tomó el lapicero para hacer unas últimas anotaciones.

-Hey, Príncipe de las Travesuras -escuchó la voz de una mujer. Loki cerró su libreta automáticamente con los nervios de punta por aquel título; alzó la vista en busca de la propietaria, topándose con una chica de su edad, cabello rojizo, blusa de tirantes -la cual dejaba a la vista sus hermosos tatuajes- y pantalones apretados que no hacían más que remarcar el cuerpo más hermoso que jamás vio. Pasó su mirada de arriba a abajo hasta detenerse en los ojos, encerrados por unos lentes, divertidos de la mujer-. ¿Acaso tengo algo en el cuerpo? -cruzó los brazos.

-No, para nada -trató de disimular. Loki pasó su dedo índice debajo de su nariz un par de veces tratando de quitar su incomodidad.

-¿Entonces? -la chica tomó asiento en la silla enfrente de él, se veía segura, confiada en ella, eso le agradó-. Hasta parece que ni me conoces -bromeó.

Loki solo pudo sonreír. No recordaba haberla visto alguna vez en su vida, en ninguno de los nueve mundos, sin embargo, ahora estaba ansioso de toparse con ella fuera de esa ilusión, porque si no lo hacía se estaría perdiendo de conocer a la mujer más sexy de todas. No pudo evitar volver a recorrer el cuerpo de la extraña con su mirada, o al menos la parte de la cintura para arriba, notando como las curvas de la mujer comenzaban por sus caderas, siguiendo su cintura y terminando en sus pechos. Estaba seguro que en ese momento parecía un niño admirando su nuevo juguete, deseando no estropearlo como los anteriores; y fue exactamente ese el sentimiento que inundó el pecho de Loki al verla por primera vez, como si su memoria y cuerpo ya la conocieran aunque nunca antes la había visto.

En más de una vidaTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang