Capítulo 13: Tierra 90-10

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El clima en Asgard era agradable, Tom no recordaba día en el que su cielo se nublara o los pájaros no cantaran, si eso era lo que cantaba. Era un lugar tranquilo, pacífico, casi desértico, aunque gran parte de ello se debía a la ubicación de su habitación en el gran palacio. Un ala que era poco usada, como si todos tuvieran prohibido ir ahí.

Caminó hacia el balcón. Si Loki era un hechicero y un prisionero, no entendía por qué su habitación tenía un balcón, podía escapar de ahí en cualquier momento, aunque estuviera decenas de metros lejos del suelo. Miró hacia abajo.

Tal vez Loki no era tan poderoso como escuchó decir entre los pasillos, o tal vez hasta él tenía miedo de la ira de sus padres.

Decidió alejarse del balcón y adentrarse en la habitación. Caminó por el cuarto sin poner mucha atención a lo que había ahí, hace dos semanas que se aprendió la ubicación de todas las cosas que estaban en el lugar.

Aun recordaba el día antes de su "exilio". Recordaba la propuesta de Stephen y las palabras atascadas en su garganta.

-Stephen, yo... -respondió con inseguridad.

-No necesitas darme una respuesta ahora, Thomas. Yo sé que no fue el mejor momento.

-No, no lo fue... -murmuró-. Pero, tal vez tú y yo podríamos...

Y el celular interrumpió, su madre llamó ese día y lo alertó de su viaje. Ahora no sabía si la respuesta que iba a dar en ese momento era un "sí" porque él así lo quería o porque era lo mínimo que podía hacer.

A veces extrañaba su mundo, a veces extrañaba a sus amigos, pero jamás se sentía solo, de eso se encargaba la sonrisa del Dios del Trueno.

Decidió no pensar más en ello, así que detuvo su caminar para dirigirse al escritorio que Loki tenía en su habitación. Bajó la mirada y se encontró con el dichoso libro de los deseos.

-Iẹef -leyó en voz baja. Tomó la portaba de este y abrió el libro.

Ya lo había hecho con anterioridad, ya había pasado las hojas un par de veces, pero no tenía nada, ninguna otra palabra más que su nombre, o el nombre de su alter ego.

-Loki Laufeyson -leía y releía, una y otra vez, como si repetir esas dos palabras le dieran a Tom, la respuesta a sus preguntas, pero la verdad era que estas lo confundían más. El apellido lo intrigaba, sabía que Thor se apellidaba "Odinson" por ser hijo de Odín, por ende, él también debería llamarse así, pero el libro decía lo contrario. El libro decía que él era hijo de un tal Laufey y Thomas no sabía quién podría ser Laufey. Un día, curioso por la respuesta, le preguntó a Thor al respecto, no obstante, lo único que dijo el dios fue que Loki también era adoptado y nada más. La respuesta no hizo más que aumentar su incertidumbre y proponerse otra meta, no solo debía llegar al fondo del odio hacia Loki, sino de su procedencia, aunque esto último lo atemorizara de alguna forma, pues algo le decía que no era una respuesta que quisiera saber. A pesar de eso, Thomas estaba decidido en llegar al fondo de todo, incluso si implicaba atormentarse más.

Cerró los ojos.

Si se lo permitía, todavía recordaba el día de la muerte de su padre. Recordaba que era un día agradable, el sol estaba a punto de ocultarse y ellos estaban en el auto rumbo a su hogar después de haber ido a un poblado cercano a Londres; solo él y su padre. Todo iba de maravilla, la música sonaba desde la radio y el viento soplaba fresco. No hablaban de nada, solo disfrutaban de la compañía del otro.

Y luego aquel camión se quedó sin frenos, estrellándose en el costado derecho del carro, lo que provocó que saliera volando por los aires rumbo al fondo de un barranco. Su mente todavía tenía grabado el momento justo en el que volteó a ver a su padre y este lo veía asombrado. Pero no era la inminente muerte lo que lo tenía perturbado, sino algo más. Tom recuerda haber pensado que moriría y después haberse visto en el retrovisor. Esperaba ver su rostro una última vez, pero lo único que pudo mirar fue una piel azul como el mar y unos ojos rojos como la sangre. Después, todo se oscureció a su alrededor. Tal vez se golpeó la cabeza, o tal vez la imagen lo horrorizó tanto que solo se desmayó. No tenía certeza de ello, lo único que sabía era que ese recuerdo lo atormentaría toda la vida y marcaría un antes y un después.

En más de una vidaWhere stories live. Discover now