3."Paredes ajenas."

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¿Qué demonios pasa con la directora? Esa mujer literalmente me contó la historia de este aburrido internado desde que puse un pie en el, pero, ¿no pudo contarme que alguien se suicidó aquí?

Me sobresalto.

—¿En esta habitación?—pregunto haciendo una mueca de desagrado ante la idea.

—No aquí.—me aclara Lucía.—Pero esta era su habitación.

Genial. Ahora no sólo me alejaron de mis amigos, sino que también estaré en una habitación embrujada. Justo lo último que necesitaba.

—¿Qué le pasó a la chica?—interrogo, esta vez más calmada.

Mi hermana baja la vista a sus uñas y comienza a juguetear con sus dedos, mostrándose de alguna forma incómoda y nerviosa.

—Se lanzó desde uno de los balcones del internado.—responde finalmente.—Fue dos meses antes de que viniera a trabajar aquí.

—¿Cómo se llamaba?—pregunto, estupefacta.

—Verónica Frey.

Puedo sentir como la se me pone de gallina, con cada uno de mis vellos erizados. Siento una extraña sensación al pensar que esa chica estuvo en la misma habitación que yo. Por Dios, ¿acaso ese será el mismo colchón?¿El mismo en el cual acabo de dormir placenteramente?

—Mañana pediré tu horario.—vuelve a hablar Lu, cambiando de tema.—Creí que llegarías el martes, por eso lo pospuse. Aunque fue bueno que hayas asistido a algunas clases hoy, para que te vayas adaptando, ¿no crees?

Me pongo de pie y me siento en el suelo, frente a mi equipaje.

Comienzo a desempacar mi ropa, aún sintiendo un sabor agridulce en la boca por la noticia de la chica. Puedo sentir el peso de la curiosa mirada de mi hermana en la espalda.

—Mamá y papá estaban muy emocionados por deshacerse de mí.—digo, con un tono burlón, pero sin un mínimo de gracia reflejado en mi rostro.

Si Lucía quiere que cambiemos de tema, bien. Pero que no crea que va a librarse del trago amargo.

—Liv, ellos sólo están preocupados por ti, entiéndelo.

—No tienen por qué.—sentencio—Tenía muy buenas notas. Comencé las lecciones de piano, tal y como ellos querían. Y me gustaba, estaba perfectamente bien.

Lucía suspira. Fue un suspiro sumamente delicado, pero el silencio que invade la habitación otra vez, me permite fácilmente escucharlo.

—Sabes que no me refiero a eso, Olivia.—dice con un tono de lástima.

Por supuesto que sé que no se refiere a mi nivel académico o mi talento para tocar «estrellita, ¿dónde estás?», pero, no quiero hablar de eso. Mis padres al enviarme aquí querían que olvidara lo sucedido.

—¿Podemos...simplemente olvidarlo?—digo y me río secamente, viendo cómo mi vista se vuelve ligeramente borrosa. Sigo desempacando mis cosas, mientras, escucho como Lucía se pone de pie.

—Sabes que no podemos simplemente olvidarlo y ya.—aclara con dureza, exigiendo cooperación de mi parte. Aprieto los labios, negándome a aceptarlo.

Dos golpes en la puerta hacen eco en la habitación. Tomo una gran bocanada de aire, sentía cómo si me estuviese asfixiando en mi propio cuerpo, cómo un pez fuera del agua. Tras retomar fuerzas, volteo hacia mi hermana, poniéndome de pie mientras sonrío forzosamente.

—Obsérvame.—la reto.

Al abrir la puerta, me encuentro con Lilith, sonriéndome con una vibra muy distinta a la que había dentro de estas cuatro paredes hasta hace apenas unos segundos atrás. Sus ojos rápidamente viajan hasta Lucía.

JUEGOS DE PODERWhere stories live. Discover now