4."El principio del fin."

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La fiesta se vuelve realmente una locura, justo en la cabaña de la directora. ¿Quién lo diría?

—¡Esto es jodidamente genial! ¿Te estás divirtiendo?—exclama mi nueva amiga emocionada, mientras me saca de mi rincón y golpea mis manos apartándolas del vestido. Sigo tratando de alisar la falda, pero ella vuelve a subirla y aunque la combiné con un corsé negro encima, no logro decidir si me veo bien o si se nota mucho que no pertenezco aquí. Es ridículamente incómodo.

—Por favor, no te emborraches.—le advierto a Lilith mientras esta salta a la cocina e inmediatamente empieza a llenar un vaso de plástico con vodka—Si lo haces no sabré bien cómo regresar.—le recuerdo. Aún así le veo echar limonada rosa en su trago y luego beber.—Lo que sea.—murmuro, negando y ajustando la diadema negra fijada a mi cabello. Tiene un pequeño sombrero de copa a un lado con rosas de seda negras agrupadas alrededor de la base.

Lilith me dijo que todos siempre traen algo raro y distintivo con ellos cuando se reúnen, así que me ayudó a crear un vestuario que me hiciese lucir bien en mi primer día, aunque ignoró el hecho de que le recordé explícitamente que quería destacar lo menos posible e incluso me hizo ponerme medias con rombos blancos y negros estilo arlequín, suplicando junto a Hades para que entrase al baño a ponerme las prendas.

Y aunque veo al propio Hades con aretes con forma de calaveras por toda su oreja izquierda y a dos chicas con vestidos blancos manchados con pintura roja en simulación de sangre, solo logro sentirme aún más fuera de lugar.

Y definitivamente el rojo sangre es una tonalidad que predomina por toda la sala. Incluso Lilith resalta con su pelo naturalmente de este color y unas lentillas a juegos que la hacen parecer de otro planeta. Aunque Bloom y algunos otros traen un estilo un poco más gótico, con accesorios poco comunes.

Saint Laurent es realmente una caja de sorpresas y estoy segura de que si alguien de afuera viese estas reuniones, nos meterían a todos a un puto manicomio.

Moviéndome entre la multitud, me mantengo atenta a Adrien, un compañero de último año de mi clase y el único chico de esta horrenda cárcel que no parece ser un maldito idiota. Además, estoy cansada de salir con chicos inmaduros y malcriados y sobre todo, no entiendo el por qué mi novio no contesta mis llamadas o mensajes, estamos distanciados, sí, pero él insistió en seguir adelante. Quizás ponerle un poco celoso lo haga salir de su escondite, así que, ¿por qué no? Mi nuevo compañero de clase no parece una mala opción.

Una vez que encuentro el patio trasero, un lío hormonal de adolescentes y antorchas parpadeantes para alejar a los mosquitos, mi mirada logra encontrar nuevamente a el objetivo de mi noche. Está sentado al borde de la piscina con su pantalón vaquero remangado y los pies colgando del borde.

Si en ese momento hubiera sabido que más tarde lo vería con una bala en la cabeza, créeme que habría huido gritando.

—Oye.—digo en voz baja, sentándome a su lado y cruzando mis piernas. Me meto la falda entre los muslos y esta se sube ligeramente. Te odio, Lilith; pienso mientras miro a Adrien moviendo sus pies en el agua caliente de la piscina.

—Oye.—responde con la misma suavidad mientras empuja sus gafas por su nariz y sonríe.—Eres la chica nueva, ¿no? No creí verte en la fiesta en tu primer día.

Y ahí de nuevo el maldito apodo, ¿es que nadie puede preguntar  mi nombre? Que manía tienen con lo de ser la nueva, joder. Decido reservar mis pensamientos para mí misma y en cambio me encojo de hombros sin esfuerzo en respuesta a Adrien.

—Tampoco creí venir.—digo con una sonrisa que dice que él es la razón por la que estoy aquí, aunque obviamente no lo es, pero dejemos que el chico se sienta importante por un rato. Aunque o bien no funciona o Adrien es demasiado ingenuo para notar que estoy coqueteando.—Entonces... ¿Qué estás haciendo aquí? No parece ser tu ambiente.

JUEGOS DE PODERWhere stories live. Discover now