2."Un bando, muchos infiernos."

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Como de costumbre, las clases son más que aburridas, y al sentarme en la parte de atrás, me las arreglo para pasar el resto del día sin que nadie más me examine.

No he visto a los gemelos desde inglés, e incluso entonces, tenían tantos amigos creando un escudo a su alrededor que pude esconderme en la esquina.

Después de la escuela, me dirijo directamente a mi nuevo dormitorio, me abro camino hacia el edificio y entro en él, hasta que choco contra un amplio pecho. Retrocediendo unos pasos, miro hacia arriba y la sorpresa destella en mi cara al ver a un chico. A pesar de que prácticamente corrí por el césped, con mi mochila moviéndose de lado lado, alguien llegó antes que yo y frustró mis planes de desaparecer en mi cuarto y evitar a toda costa al resto de estudiantes.

Pero no se trata de cualquier chico, no, yo no podría tener tanta suerte. Es nadie más y nadie menos que Ascian Morrigan, el presidente del cuerpo estudiantil. Sé quién es porque su estúpido rostro sonriente está en todos los folletos. Es una especie de chico dorado o algo así.

—Buenas tardes, señorita D'Angelis.—dice, cruzándose de brazos y mirándome, de forma burlesca. Alzando la mirada por debajo de un mechón de cabello azul rizado, lo estudio. Ascian es rubio y alto. Locamente alto. Tiene una cara hermosa y sonriente, y un comportamiento alegre que inmediatamente me pone nerviosa. Va a querer que seamos amigos, y no estoy absolutamente interesada en hacer amigos con nadie en esta escuela.

Hay una pausa larga e incómoda mientras Ascian espera que responda. Cuando se inclina y me mira a la cara, balanceo mi mochila entre nosotros y la agarro como un escudo.

—Tímida, ¿eh?—pregunta, pero todavía no estoy interesada en tener una conversación con él. Su voz se desliza implacable y mordaz entre sus labios, es oscura, profunda y llena de sombras.

¿Qué pasa si empiezo a hablar y él sabe de inmediato lo que estoy ocultando? Entonces, ¿qué? No quiero ser un espectáculo aquí. No quiero ser nada, a excepción de una sombra fácilmente olvidable en la esquina, sí, esa idea suena bien para mí. Luego, cuando llegue a casa en Madrid, todo volverá a la normalidad y podré olvidar todo esto.

—Eres Olivia D'Angelis, la hermana de la profesora Lucía, ¿correcto?

Un rápido asentimiento de mi parte y Ascian se endereza. Suspiro de alivio cuando arruga las cejas y ladea la cabeza hacia mí. Allá en casa, si hubiera conocido a este chico y no hubiera estado en una relación, me habría desmayado. Tal como están las cosas en este momento, solo quiero que se vaya, para poder llegar a mi habitación.

—Bueno...—continúa Ascian, mientras la puerta se abre detrás de mí. Sus palabras cuelgan en el aire silencioso, casi como una amenaza, casi como si me advirtiera antes de empezar. Pero subestima lo profundo de mi determinación. Una leve sonrisa se abre paso entre sus labios cuando se abre la puerta del final de la sala y entra un grupo de frikis, o lo más parecido a frikis que hay en Saint Laurent.—Lárguense.—dice Ascian, sin molestarse en levantar la voz o incluso en mirarlos.—Estamos ocupados.

El grupo no duda en absoluto en obedecer las órdenes de Ascian, pero no tardo en notar que no todos se van.

Abro la boca para hacer algún comentario sarcástico, pero las palabras simplemente no llegan, quedándose atoradas en mi garganta y dejando un nudo en ella. En su lugar, aprieto los labios y cierro las manos hechas puños a los lados. Si hago sangrar mis palmas apretando demasiado fuerte, nadie tiene que saberlo.

—Como te decía...—repite Ascian, dando un paso más cerca de mí. El color se va de mi cara mientras me rodea un mar de chicos y los gemelos aparecen a cada lado del rubio frente a mí.—Pensamos que querrías un recorrido por la academia.

JUEGOS DE PODERWhere stories live. Discover now