¿Por qué nos cuesta tanto cambiar?

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La semilla del cambio nace en nosotros como un niño pequeño que patalea y llora por salir de su parquecito de juegos. Ha jugado con todos sus juguetes, los ha mordido, los ha zarandeado, los ha lanzado; ahora le aburren. Ha pasado horas interminables mirando al techo, mirando las cosas que le rodean sin poder alcanzarlas porque esa de red que lo encajona en esos dos metros cuadrados. Está harto, pero sabe que no tiene manera de comunicar algo para que lo saquen de allí más que el berrinche.

Puede que a un niño su padre o madre finalmente decida sacarlo, cogerlo en sus brazos, acunarlo diciendo que todo saldrá bien, lo alimentará y quizá lo deje jugar con algo nuevo. Pero la vida real no es así, sería más adecuado relacionar la metáfora con el bebé que acaba creciendo, aprende a tenerse en pie y a duras penas se engancha al borde del parquecito, con todas sus fuerzas de ignorante infante consigue subir una pierna, tumbarse ligeramente y volcarse al otro lado como caiga, sin pensar en ello. Eso ya se asemeja más. Sin padres, en un mundo que le queda grande, con cosas peligrosas rodeándole sin saber lo que puede o no puede coger. Puede que se asuste y decida entretenerse con lo primero que vea, o arriesgarse y experimentar. Puede dar con unas terribles escaleras de bajada o unas de subida. La semilla puede encontrar una oportunidad adecuada o caer estrepitosamente. Pero así es la vida.

Mi conclusión es que nos cuesta cambiar porque tenemos miedo. Porque ahora que comprendemos lo que nos rodea todo es un riesgo, o así lo interpretamos. Lo bueno del recurso que son las metáforas es que podemos hacer que una situación deprimente pueda parecer más sobria. Así, creo yo, debemos enfocar el cambio, comparar nuestro miedo con retos que ya hemos superado. Ya hemos sido pequeños, ya hemos salido de ese parquecito, podemos comunicarnos y podemos entender lo que nos rodea; solo nos falta dejar de tener miedo, como antes, como de niños. Cuando todo era la oportunidad perfecta para curiosear, y lo más importante, disfrutar de la vida, no en el pasado o el futuro, en el ahora.

Está bien trabajar sobre la certeza, sobre la comodidad y seguridad. Pero cuando te arriesgas o ganas o aprendes, y siempre recordarás que lo intentaste. Pero lo primero, es dar el salto, decidir cambiar.

El Blog de Aura BlueWhere stories live. Discover now