El cajón de fotografías

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Colgó el teléfono con rabia, pese a haber dejado cosas por decir sabía que cualquier palabra que saliese de su boca no sería útil en absoluto, y menos constructiva. Ya no era tiempo de analizar, era tiempo de respirar. Sentir lo que había sucedido con todas sus fuerzas; y, como un dolor de cabeza después de una alta fiebre, dejarlo ir con un remedio infalible: ella misma.

No necesitaba encender la luz de la habitación, después de tantos años viviendo allí sabía perfectamente dónde se encontraban las cosas y podía llegar a ellas incluso con los ojos cerrados. Conocía perfectamente cada rincón, y aunque poco a poco iba comprendiendo los entresijos de las más oscuras esquinas, sabía guiarse y dar con lo que andaba buscando.

Esta vez buscó en uno de los cajones principales, cogió lo que había en su interior y se sentó en el suelo bajo la ventana del tejado, donde a penas llegaban sobre ella algunos rayos de luna. Sobre sus piernas fotografías, cada una con una cara o un objeto distinto, cada una representando cada sentimiento que había vivido.

Esta vez descartaba aquellas que le recordaban la amistad, la felicidad, el arte. Se quedó con una que siempre le hacía llorar, una fotografía que hacía que sus lágrimas se desplegasen como una cortina de agua que no deja ver nada más. Guardó el resto de fotografías y se echó en la cama junto a la que había escogido. La miró fijamente y ésta le devolvió la mirada.

Es duro, como puede doler el alma. Cómo encontramos en nosotros lo que queremos encontrar y no otra cosa, cuando más nos duele nos reconocemos a la perfección. A eso es a lo que estamos acostumbrados, a los pequeños y grandes fracasos. A coleccionar en fotografías mentales lo que la vida representa para nosotros. Cierra los ojos, la galería está llena de momentos que quisiéramos revivir a toda costa y de algunos a los que no volveríamos jamás.

Pero todo enseña, todas las imágenes son buenas. Llora, recomponte, coge tu cámara y sal a seguir capturando la auténtica esencia de la vida. Porque si a oscuras sabes avanzar, cómo lo harás cuando todo se ilumine al día siguiente. Nunca olvides lo más importante, que eres capaz, que eres fuerte; y que a cada paso, a cada disparo que efectúes, siempre habrá alguien a tu lado para apoyarte, nunca estarás sola porque eres increíble.

Ella sufre, aprende y enseña, que no es más valeroso el que se regocija, sino aquel que pese al dolor inspira.

El Blog de Aura BlueWhere stories live. Discover now