La lucha

1 0 0
                                    

Mientras los edificios caían, tu mano rozaba la mía. No había miedo, sino excitación, emoción por aquella sensación de que lo conocido se acababa. Entre los escombros queda lo que fuimos, el estruendo cesa mientras de la polvoreda resurgen pequeños vestigios de lo que hace unos segundos era nuestra vida.

Te miro, preguntándome qué has hecho, cómo has acabado con esa parte de ti que quería ser otro ser, y ahora solo eres tú, todas las versiones de ti en uno. Uno que no quiere ser, uno que es y punto. Tu perfil en la oscuridad me distrae, no me importa qué será del mundo, solo quiero llevarte a casa, limpiarte y alimentarte como un animal herido. Cuidarte hasta que estés bien. Pero ya estás bien, mejor que bien.

Tu mano agarra fuerte la mía. Me miras y tus ojos brillan, tu media sonrisa me calma y me atemoriza a la vez. Tenemos un gran problema, una gran oportunidad. Todo lo que fuimos acabó, todo lo que seremos está por llegar, comienza ahora. Podría soltarme y avanzar hasta el límite precipitándome al vacío, acabar con todo porque no tengo miedo a nada. Pero el verdadero riesgo sería vivir, jugar al límite tanto tiempo que mis nervios se acostumbren al miedo. Temo acabar perdiendo aún más la cabeza.

Sé qué quiero ser, qué quiero hacer. Experimentar con la vida, a veces no tener ninguna meta, solo vivir el momento, disfrutar de los pequeños vestigios de lo que hoy parece eterno pero algún día morirá. Quiero llegar al final, al borde, y sentir paz por todos aquellos recuerdos que me han llevado hasta ahí. Anotar en mi cuaderno cada risa, cada prisa, cada error y acierto. Creí que sería contigo, aquel camino, pero eran dos personalidades en una, luchando por hacer algo grande, autodestruyendo todo lo que rozan.

Te veo ahí, sigues mirándome o quizá solo miras el reflejo de ti mismo en mis ojos. No tengo miedo, solo desconcierto. No sé si fui la dinamita o la llama, si ha sido espontáneo o premeditado; pero aquí estoy, cogiéndote de la mano. Muchas veces me senté a observar el abismo, moviendo los pies descalzos de atrás adelante, esperando que hubiese una señal que nunca llegaba, y al final era mi decisión de sentir la que se levantaba y se iba, con la carga de nuevo a las espaldas.

Creí que en algún momento esa sensación sería diferente, que llegaría algo a mi vida que lo cambiaría todo, quizá ha sido así. Intensos vientos que me han hecho cambiar de ritmo. Suena un estallido, tiempla el suelo bajo nosotros, se rompe a cámara lenta y caemos. Tus ojos brillan aún más, ahora sonríes, no tienes miedo y yo tampoco, quizá ya lo esperabas. Querías que te sorprendiera y ahí estaba mi regalo, un gran final, una irremediable y excitante bajada de telón. Sin aplausos, sin inclinación o rosas, la carga de los hombros cayendo para siempre. No quisiste ser feliz por arreglar el mundo, ahora te destruyes por no poder hacerte feliz a ti mismo. A medias preparamos el explosivo, con la misma mano encendimos la llama.

El Blog de Aura BlueWhere stories live. Discover now