Capítulo 4

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Capítulo 4 | "Doncella de hierro"

**Advertencia de contenido: Este capítulo contiene escenas fuertes de violencia**

Alek Morosov

Camino con confianza hacia el hangar que he alquilado específicamente para esta nueva ocasión.

Han pasado dos años de la muerte de Annika, la cual aún es un golpe constante a mis recuerdos y algo recurrente en mis pesadillas. Papá cree que lo que me hizo logró alinearme finalmente a lo que él quería para mí, que esto logró que nos hiciéramos la dupla que él siempre quiso y que me convirtiera en el pupilo que él siempre esperó.

Pero fue todo lo contrario.

Matar a mi hermana fue el golpe que necesité para que la venda en mis ojos finalmente cayera, para que descubriera la bestia desalmada llena de rencor y odio que es Egor Mosorov, para que finalmente pudiera despertar.

No quiere decir eso que haya salido de sus filas, porque aún lo necesito. Egor es una plaga, que debe ser eliminada poco a poco, no puede ser un golpe de una sola estocada. No. Tiene que ser destruido desde dentro, y qué mejor que su primogénito para dar el golpe de gracia.

Por mamá. Por Annika.

He pasado estos dos años trabajando en las sombras con Yaroslav y Yasir, nutriendo sus negocios y haciéndome un nombre en Rusia, un nombre entre la Bratva, un nombre entre los Vor v Zakone, un nombre entre la familia Ivanov. Algo mío, mi nombre, mis negocios, algo que no esté manchado por Egor y su legado, algo sólo mío.

Y algún día, algún día finalmente todo explotará, y ya no tendré que fingir que sigo las órdenes de papá, ya no tendré que fingir que sigo marchando entre sus líneas como otro de sus fieles hombres, si no que él se arrodillará ante mis filas.

Ya no tendré que fingir, finalmente podré matarlo, dejará de respirar. Vengaré a Annika.

Y, aunque no tenga pruebas de nada, ni conocimiento sobre lo que pasó, sé que papá también estuvo involucrado en la muerte de mamá, no sé cómo, pero lo sé, algo en mi me lo dice, y siempre le creo a mi intuición.

Papá mató a mamá. Y yo lo mataré a él.

No será hoy. Tampoco mañana. Ni en un par de días. Pero algún día, morirá, y seré yo quien acabe con su vida.

Es una jodida promesa.

Mientras eso ocurre, calmaré toda esta ira con estas pequeñas presas que los hermanos Ivanov me han dado los medios para cazar.

Los hombres que los hermanos Ivanov han contratado como seguridad del lugar me dedican un pequeño asentimiento mientras ingreso al lugar, donde el hombre que se retuerce de las cadenas que lo mantienen sujeto al techo voltea a verme, le dedico una de las más amplias de mis sonrisas.

― ¿Qué mierda significa esto? ― ruge uno de los hombres más fieles de papá, atado a las cadenas ― Alek, será mejor que...

― Será mejor que te calles la puta boca ― le sonrío ― Que no te he pedido que hables.

― Quiero hablar con Egor.

Me río con cinismo mientras comienzo a quitarme el saco de mi traje, comenzando a remangar las mangas de mi camisa blanca de botones hasta los codos y quitándome la corbata.

― Egor no es parte de esta situación ― me burlo ― Digamos que esto es cosa mía, a veces me gusta trabajar solo.

― Su padre se enterará de esto ― me amenaza.

Royal FlushWhere stories live. Discover now