Capítulo 14

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Maratón 1/4

Capítulo 14 | "La ducha"

Alek Morosov

— ¡Alek!

Sé que está llamándome, sé que le preocupa mi actitud, pero no puedo detenerme. No hasta saciarme, no hasta acabar con toda esta ira que me cargo.

Blando la cuchilla en mis manos antes de clavarla de nuevo en el hombre frente a mí que aúlla de dolor, intentando soltarse del agarre cuando arrastro la cuchilla dentro de su cuerpo, haciendo una línea desde su pecho a la cima de su abdomen, sonriendo con la sangre que me embarduna las manos.

— Alek — susurra Yulia, no se había atrevido a bajar aquí hasta ahora — Llevas más de cuatro días aquí.

— Necesito...

— Necesitas comer, necesitas descansar.

Niego, absorto en la sangre que sigue saliendo del cuerpo frente a mí antes de retirar la cuchilla que hace que el flujo de sangre aumente. Me muevo hacia el otro cuerpo, donde comienzo a cortar los dedos de la mano extendida frente a mí, nutriéndome de los gritos de mis víctimas.

— Alek — insiste Yulia de nuevo.

— No puedo... necesito... — dejo caer los dedos que corto en el suelo, antes de tomarlos y meterlos en la boca de la víctima — Necesito acabar con ellos, le prometí a los Blackwolf...

— Entregarás los cuerpos mañana — termina por mí — Hasta entonces, ¿por qué no vienes a dormir conmigo?

— Debo terminar, Yuls — susurro, finalmente atreviéndome a mirarla — No puedo irme.

— Si te ayudo a terminar con esto, ¿irás a dormir conmigo?

Dudo un poco antes de asentir.

Los tres hombres frente a mí fueron los tipos que lastimaron a Annika. No sólo en el secuestro, lo hicieron desde antes. Le he prometido a los Blackwolf que acabaría con ellos para mañana, por lo que he decidido aprovechar todo el tiempo que he tenido para hacer de sus últimos momentos de vida los peores.

Los he hecho sufrir de la peor manera, hemos llegado al punto en donde ya no me ruegan para que me detenga ni para que los deje vivir. Ahora ruegan para que finalmente acabe con esto, para que finalmente los mate.

No sólo es por lo que le hicieron a Annika en el secuestro, es por lo que le hicieron desde que era una niña. Descargo la ira que me embarga al saber que por años mi hermana ha sufrido a mano de todos estos idiotas guiados por las órdenes de mi padre, por todas las veces en que no pude estar ahí para protegerla.

Pero Yulia también tiene razón. Desde que bajé aquí ha intentado que descanse, que coma algo, pero no lo he hecho y mi cuerpo está resintiendo esto. Las extremidades me pesan, mis movimientos son más lentos y mi cuerpo aúlla por un descanso.

Sin embargo, ver a Yulia peinar su cabello en un moño antes de pasarme la cierra, donde se encarga de sostener los cadáveres que termino de desmembrar, es una jodida fantasía.

Ella, tan sombría como sólo la Koroleva de la Bratva podría hacerlo, mientras me sonríe con el rostro lleno de gotas de sangre es la imagen más sombría y perfecta que guardo en mi mente.

Los destrozo. Acabo con cada uno de ellos, con la esperanza de que al hacerlo también logre acabar con todo el daño que le han hecho a mi hermana y que finalmente pueda ser feliz.

Yulia tiró de mi cuando ya no había más que pudiera hacerse, los cuerpos estaban destrozados y las cabezas arrancadas de los cuerpos en la camioneta que llevaría hacia mi hermana.

Royal FlushDonde viven las historias. Descúbrelo ahora