Capítulo 4

543 34 21
                                    

—Charles, por favor, déjame en paz, que estoy embarazada, no inútil— le dije a Charles con cabreo al estar siempre encima de mí, haciendo las cosas por mí o ofreciéndose a hacerlas.

—Ya lo sé, amor, pero es que estás de pocas semanas y me da miedo que lo llegues a perder— dijo él.— He leído en un artículo que me encontré por el móvil que, las mujeres embarazadas de menos de tres meses, tienen más riesgo a perder el bebé.

—Eso ya lo sé, pero literalmente el otro día estuve llevando caja para aquí, caja para allá y no me pasó nada— le contesté, yendo a sentarme en nuestra cama para poder calzarme.

Hoy hacía un día un poco más nublado, así que decidí ponerme unos pantalones anchos de color negro, con una camiseta que era pegada a mi cuerpo de manga larga y del mismo color que los pantalones, y un chaleco de punto de color crema y negro, el cual había hecho yo y era una de mis primeras creaciones.

A diferencia de mí, Charles optó por ponerse un pantalón vaquero negro y una camisa blanca que se remangó hasta los codos.

—Pero porque no sabíamos nada— me respondió.— Sí llegó a saber qué estás embarazada, estás a pie quieto en el salón sin hacer nada… Qué de hecho, estuviste a punto de desmayarte.

—Pero eso fue por los mareos— comenté.— Que por cierto, me siguen pasando.

—Pues por eso mismo es mejor que haga yo las cosas qué que las hagas tú— dijo él, pasándome mis botas negras antes de que llegara yo a ellas.

—Leclerc, si necesito ayuda, ya te la pediré, pero no estés seguido ayudándome sin que te lo pida— le contesté poniéndome las botas.

Hoy teníamos cita con la ginecóloga, para la primera ecografía del bebé y estaba hecha un manojo de nervios.

Entre que Charles no paraba de andar detrás mío haciéndome todo y que hoy nos iban a notificar que todo iba correcto y que si era seguro continuar el embarazo, estaba hecha de todo nervios.

—No me llames por el apellido, que no me gusta— me contesta, haciendo berrinche.

—Ya lo sé y, precisamente, por eso lo hago— le contesto levantándome.— Anda, ve a calzarte, ¿O vas a ir en zapatillas?

—Ah, es verdad, que aún me tengo que calzar— dijo dando dos zancadas hasta el zapatero y una vez allí se puso sus deportivas. Cuando ya tenía ambas puestas, me miró y posó frente a mí, haciendo que yo soltara una carcajada.— ¿Así voy bien, doña diseñadora de moda?

—Sí, vas muy sexy— le dije con una sonrisa, mientras que me acercaba a él.— Ya casi me dan ganas de quitarte esa ropa…

—Por favor, Odette, que hay un menor de edad escuchando— dijo él, posando su mano sobre mi barriga.— No queremos causarle traumas al niño antes de que nazca.

—Si ni siquiera nos puede oír— le digo yo.— Y, otra cosa, ¿Acaso piensas que va a ser un niño?

—Sí, por supuesto, como su padre, ¿O es que acaso no quieres tener a un mini yo correteando por ahí adelante?

—Lo querría de todas formas y me gustaría tenerlo, pero me gustaría más tener una mini yo.

—Hum, ¿Hacemos una apuesta?— me pregunta, arqueando una ceja mientras pone sus manos sobre su cadera.

—Vale, ¿A cuánto va?— le pregunto, entrecerrando los ojos con mirada retadora.

—Digamos que… Quién gane, elige el nombre del bebé— dijo él con una sonrisa de lado, haciendo que yo abriera los ojos a todo lo que daban cuando escuché eso.

Little accident ||Charles Leclerc||Where stories live. Discover now