Capítulo 10

374 28 30
                                    

—¿Ya podemos mirar?— pregunto impaciente, todavía con el pañuelo cubriéndome los ojos.

—Todavía no, no seas impaciente— contesta mi madre, llevándome de la mano hasta el jardín de la casa.

Por fin había llegado el gran día: el babyshower era hoy. No podía estar más nerviosa por todo: por los invitados, porque todo estuviera bien, por saber por fin que iba a ser mi futuro hijo… En general, los nervios se palpaban en el ambiente.

Estábamos a veinticuatro de mayo, justo hoy mismo cumplía los seis meses de embarazo. Ahora mi barriga no había quien la escondiera o incluso cubriera, ya que toda mi ropa me dejó de servir hace ya dos meses.

En este tiempo que había pasado, Charles y yo nos habíamos comprado una casa a las afueras de la ciudad, donde había espacio de sobras para criar a un bebé perfectamente, donde podría corretear y jugar por todas partes, y donde podría traer a sus amigos y amigas para hacer una fiesta de pijamas o en la piscina que teníamos en el patio trasero. 

La casa era bastante normal (comparada a la de algunos famosos) y acogedora. Desde el principio, me había enamorado y, cuando el vendedor nos había hecho precio especial para nosotros, no nos quedaron más dudas y la compramos.

El piso de Charles, donde antes vivíamos, lo habíamos decidido alquilar y dejarlo como segunda residencia por si acaso (también lo habíamos dejado para la herencia del bebé, si alguna vez se daba la ocasión y quería mudarse a él). 

En menos de un mes, habíamos comprado la nueva casa, ordenado papeles con el perito, la habíamos amueblado y ahora ya estábamos viviendo en ella cómodamente y felizmente.

—¿Y ahora?— vuelvo a preguntar.

—Baja el escalón y ya puedes mirar— mi madre me ayuda a bajarlo para no caerme y nos quedamos quietas.— Listo, ya podéis mirar…

Sin esperar ni un segundo más, me quito el vendaje de los ojos y observo cómo está decorado el patio de mi casa.

—Dios mío… ¡Me encanta!— grito con una sonrisa, viendo toda la decoración que habían montado mi cuñada y mi madre.

Todo estaba decorado con los colores azul y rosa: la comida, los globos, los peluches, las decoraciones… todo estaba en esos dos tonos.

Habían puesto unas letras gigantes que decían “Oh, baby”  y detrás de ellas habían los fuegos artificiales (los cuales suponía que nos dirían el sexo del bebé). En la piscina, habían puesto globos gigantes de diferentes tamaños que hacían que la cubrieran completamente y que el agua casi ni se viera. ¡Incluso había un castillo hinchable para los niños (y también podría ser para mi, si no fuera por esta barriga)!

Había dulces (mi comida favorita en todos los sentidos) de todo tipo: desde fresas bañadas en chocolate rosa a piruletas de distintos tipos de color azul.

Sin duda alguna, todo estaba perfecto.

— Y antes decías que no querías hacer ninguna fiesta…— dice Elizabeth, abrazándome por los hombros y acariciándome la barriga.— ¿En serio te gusta? Mira que estamos a tiempo de cambiar algo antes de que vengan los invitados.

—No, no, no quiero cambiar nada— contesto con una sonrisa, abrazándola.— Me encanta todo y no quiero cambiar absolutamente nada…Gracias por hacer esto por nosotros.

—No es nada, cariño, bien sabes que no nos lo tienes que agradecer— contesta mi madre con una sonrisa.— ¿A ti qué te parece, Charles?

—Estoy sin palabras, la verdad— dice Charles recibiendo un abrazo de mi madre.— Muchas gracias por todo…

Little accident ||Charles Leclerc||Where stories live. Discover now