Capítulo 6

435 28 34
                                    

Acabábamos de llegar a Australia hace por lo menos una hora y hace nada acabamos de llegar al hotel.

Había decidido acompañar a Charles esta vez a la carrera, ya que quería verlo por primera vez en directo.

Tanto Charles como yo acabamos de deshacer nuestras maletas y ahora él estaba hablando por teléfono con alguien de Ferrari, mientras que yo miraba algunos folletos con posibles sitios turísticos que nos había dejado el hotel.

Después de cinco minutos hablando por el móvil, Charles finalmente colgó y se sentó a mí lado.

—¿Has encontrado algo que te haya llamado la atención?— me pregunta él, mirando los folletos al igual que yo.

—Pues podemos ir a museos, a dar un paseo por unos jardines, a ver espectáculos…— dice, haciendo memoria.— Pero si te soy sincera, me apetece más ir a tomar un helado.

—¿Un helado? ¿En serio?— me pregunta él con una ceja arqueada.

—Es que el bebé me lo ha pedido…— le digo con una sonrisa para que acepte mi petición.

Hablando de él, ahora sí que se notaba que había un bebé en mi barriga. Mi vientre no era grandísimo, pero había un ligero bulto que levantaba sospechas.

Lo habíamos estado hablando y, tango Charles como yo, se lo íbamos a contar a nuestras amistades más cercanas y ambos estábamos más que ilusionados con la idea.

—Pues si el bebé lo pide, habrá que cumplirle el capricho— dice él levantándose y poniéndose enfrente mía, para luego agarrarme sutilmente del mentón y acercar su boca a la mía.— Pero antes, déjame volver a probar esos labios con sabor a cereza.

En menos de lo que se tarda en pestañear, acorta la poca distancia que había entre nuestras bocas y se tira a mis labios tal que cazador.

Él beso fue algo largo y completamente apasionado; ninguno de los dos podíamos llegar a respirar decentemente y cada vez hacía más calor en la habitación, una señal bastante grande para mí para parar de inmediato aquel beso, porque sino ya sabía cómo iba a terminar.

—Bueno, vayamos por nuestro helado— le digo a Charles, separándome de inmediato del beso y levantándome para ir a por mí bolso.

En un primer momento, él se quedó mudo sin decir nada, como si no se esperara eso, pero luego se sentó y estiró un poco su pantalón.

—Cinco minutos, espera cinco minutos para que la cosa se calme— me dice serio, mirando a la pared. Yo me reí porque sabía a lo que se refería y me quedé en mi sitio, mirando a mí móvil y esperando a que se le bajara el amigo.

Cuando finalmente pasaron los cinco minutos, ambos nos fuimos a la recepción del hotel para salir de él, pero antes de hacerlo, Charles se paró en seco de repente y me dice:

—¿No será mejor que vayas más tapada?— me pregunta él preocupado, a lo que recibe una mala mirada mía.— No es por lo que tú piensas, es porque hay muchos paparazzis y todavía no hemos oficializado la relación.

—Pues ya nos hacen ellos un favor oficializando por nosotros— digo yo con una sonrisa, volviéndolo a cogerle de la mano y llevándolo hacia fuera del hotel. — No pasa nada si nos ven, total, lo van a hacer igual si oficializamos la relación que si no lo hacemos.

—Tienes razón, cariño, y por eso te quiero: por ser la mente pensante de esta relación— dice, haciéndome reír y abrazándome por la cintura, elevándome del suelo para luego darme una vuelta en el aire entre risas y luego bajarme y darme un tierno beso en los labios.— Y ahora vayamos ya a esa heladería antes de que se les acabe el helado para mí bebé.

Little accident ||Charles Leclerc||Where stories live. Discover now