CAPITULO 1

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El ruido de los vehículos transitando por la carretera, el murmullo de los transeúntes y el olor a quemado ya eran un habitual para Milo Roca. No sabía si su vida se había convertido en una repetición, pero la universidad no era lo que él esperaba.

Para los que se habían preparado bien durante todo el colegio, entrar a la universidad era una gran alegría, una etapa de grandes amigos, aventuras y experiencias. Pero Milo no podía decir lo mismo, él estaba atrapado en una especie de limbo entre sobrevivir y encontrar algo que siempre estuvo buscando, amor.

Era algo que volvía la vida dulce, al menos para Milo.

Mientras pasaba por la acera cargando su pesada mochila, Milo fue interceptado por un aparente anciano vestido con casi harapos y una bandeja donde tenía productos esotéricos.

—Hijo mío, hago lectura de cartas, vendo pociones para el amor, las familias, el dinero, la fortuna...—Pronuncio con voz cantarina, claramente era un charlatán.

—Disculpe, pero yo no estoy interesado...—Comento Milo dando un par de pasos al costado del anciano.

—¡No!, ¡espera! —

—Ya le dije que no estoy interesado...—

—No te gustaría cumplir algún deseo en particular?, ser bueno en los estudios o tener riqueza, salud, amor...—

Milo se detuvo y miro al hombre con una ceja arqueada, el hombre claramente lo había notado, pues aumento su tono de voz.

—Te lo juro que conozco una forma de lograr que tu vida cambie. — el tono del viejo para de ruego, hasta sus manos temblaban.

Milo no se molestó en mirarlo, solo suspiro.

—Debo volver a casa esas cosas no me importan, disculpe pero estoy cansado—

El hombre terco no lo dejo ir, al contrario, insistió con mayor intensidad.

—No planeo venderte, que te parece si te doy una prueba gratis y si funciona volverás a darme algo en agradecimiento, si no, olvidas todo esto y jamás volveremos a vernos, ¿Qué te parece? —

Aquella propuesta capto la atención del chico, si lo pensaba bien, no tendría nada que perder, si el plan fallaba no había perdido nada.

—¿Cuál es el truco? —pregunto con una mirada escéptica.

—No hay truco, solo necesitas hacer un pequeño ritual— respondió el hombre sacando una vela y una bolsita de lo que parecía ser azúcar.

—¿Ritual? —

—Un sencillo ritual, es para invocar a Sigmud un espíritu bondadoso y fuerte, él es capaz de cumplir cualquier deseo que tengas. —replico entregándole los objetos a Milo y explicándole los pasos que debía seguir.

Luego de una hora de aquel encuentro, Milo ya había llegado a su deplorable terreno, la casa donde vive no está del todo construida y tiene partes hechas con ladrillos junto a otras de madera dándole un aspecto desaliñado.

Se adentro, encendió la luz y camino hacia su cuarto, dejo su mochila en el suelo mientras sacaba la bolsita con azúcar y la vela.

—Debe ser una broma, no existen los fantasmas...—pensó Milo

Coloco la vela con extraños garabatos en medio de la habitación, encendió la llama y a su alrededor en forma de circulo vertió azúcar.

El reloj marcaba las 5:30 de la tarde, el sol se filtraba por las pequeñas aberturas del techo de calamina. No había mejor momento para hacer algo tan estúpido, además no había reglas como hacerlo en total oscuras, sin mucha gente o a las 3:30 de la madrugada como lo pintan en las películas.

LOVE FEITDonde viven las historias. Descúbrelo ahora